Dicen que «no hay dos sin tres». Pero no traigo el dicho a colación porque ilusoriamente piense que este tercer alegato que hilvano sobre la convocatoria del concurso Paseo Guiniguada de la Cultura y las Artes Canarias pueda hacer algo para mandarlo al cajón de los recuerdos. Si, por milagro, sucediera, sería gracias a la ‘rebelión’ de las más de 400 firmas que suscribieron el manifiesto Descubrir el Guiniguada y a los ríos de tinta que siguen corriendo en los medios de comunicación por un concurso inapropiado.
Hoy, que ya conocemos los sugerentes títulos y otros detalles de las propuestas de los equipos que han aceptado participar en el concurso, me atrevo a interrogar a nuestros gestores públicos sobre algunas cuestiones.
1. La alcaldesa nos ha dicho que es económicamente inviable destapar el cauce del Guiniguada. Pero, ¿cuánto es lo inviable? Y de serlo, ¿no sería mejor dejarlo tal como está e invertir lo de la cultura canaria y el dinero disponible para dejar los barrios ‘como los chorros del oro’ en lugar de simular ‘calles con arte’?
2. También afirma que un dron ha inspeccionado el entubamiento del Guiniguada. ¿Hizo la incursión antes de convocar el concurso y fue, visto lo visto, por el dron, lo que hizo descartar la posibilidad de eliminar las bóvedas? ¿Incorporaba IA el dron? ¿Por qué hay que esperar a saber «en su momento» el resultado de esa investigación y su autoría?
3. ¿De qué sirve seguir adelante con el concurso de ese ‘paseo cultural’ sobre una losa que entierra un tramo de barranco clave en la fundación de esta ciudad que pretende ser Capital Europea de la Cultura, con un lema que, curiosamente, clama a la «Rebelión de la geografía»? ¿Cuántos geógrafos, artistas o colectivos culturales forman parte del equipo de trabajo para esa candidatura, y cuántos están en el jurado del concurso del Paseo Guiniguada y/o participaron en la elaboración de sus bases?
4. ¿Creen legítimo que para seleccionar un proyecto que afecta, al menos con su nombre, a la ciudadanía «canaria», su voto se ciña a los censados en nuestro municipio y solo valga 10 puntos frente a los 90 de un jurado que, probablemente, no conozca en profundidad el ámbito del concurso, aunque su experiencia profesional sea equiparable a quienes firmaron el manifiesto Descubrir el Guiniguada: doctores en distintos ámbitos académicos, premios internacionales de arquitectura y urbanismo, paisajistas reconocidos internacionalmente, expertos en salud y cambio climático, colectivos vecinales, artísticos, culturales, etc.?
5. ¿Qué más da que uno de los miembros del jurado haya participado en el High Line de Nueva York si la mayor parte de los habitantes llamados a votar su ‘proyecto favorito’ tienen un nivel de pobreza y de exclusión social que seguramente ni saben qué es esa atracción turística ni podrán jamás pasearse por esa abandonada vía ferroviaria reconvertida en ‘parque elevado’, fruto del activismo social?
El Paseo del Guiniguada es algo que aún no existe: ambigüedades del lenguaje que intentan comunicar que sí
El Paseo Guiniguada todavía no existe. Ambigüedades del lenguaje que intentan comunicar que ya tenemos paseo que hay que arreglar, ajardinar…, pero ‘renaturalizar’ es otra cosa, es devolver a los ecosistemas su capacidad natural. Y para intentarlo deberíamos comenzar ‘desenterrando el cauce’ y ayudando a que algún ‘tercer paisaje’, usando conceptos de Gilles Clément, se instale en una ciudad, donde el entubado del cauce histórico hace de ‘frontera artificial’ a la altura del Rectorado.
Convenios internacionales como el de Aarhus y el de Paisaje han sido ratificados por España y recogen la obligación de promover la participación ciudadana en las propuestas que afectan al conjunto social. Pero no se trata de preguntar si elegimos a o b. Consensuar antes las iniciativas públicas singulares es lo que han hecho en otras ciudades.
Argumentos visuales
El título, heredado del ‘Proyecto Paisagem’, me ha parecido útil para mostrar una selección de cauces urbanos ‘desenterrados’ en ciudades que avanzan con un urbanismo que, partiendo de su geografía e historia, tiene en cuenta los efectos ambientales, paisajísticos y climáticos de nuestras acciones sobre el territorio, para bien y para mal.
He seleccionado cuatro proyectos de distinta envergadura que muestran que sí es posible retornar a la luz cauces urbanos. En mis pesquisas he topado con otros proyectos de los que tan solo anoto algunos nombres: Hovinbekken (Oslo), Quaggy (Londres) o Saw Mill (Nueva York), y «reivindicaciones» como Olona (Milán) o Vicachá (Bogotá).
Utrecht / La Provincia
El canal Catharijnesingel (Utrecht, Países Bajos) / ejecutado
En Utrecht, un canal cubierto en 1969 fue restaurado tras un referéndum que evidenció el respaldo ciudadano. El proyecto, impulsado por la municipalidad y ejecutado en dos fases (2015 y 2020) por el estudio OKRA, recuperó 42.000 metros cuadrados, devolviendo el agua, la naturaleza y la memoria histórica a la ciudad.
Este canal fue cubierto en 1969 por una gran autopista. La campaña para su restauración concluyó con un referéndum que mostró el apoyo público al proyecto de recuperación. Fue promovido por la municipalidad y realizado en dos fases (2015 y 2020). Tiene una superficie de 42.000 metros cuadrados y supuso un coste de 7.000.000 euros. El resultado ha sido un «paisaje urbano conectado con el pasado, el presente y el futuro porque ha devuelto el agua, la naturaleza y la memoria del patrimonio de esa ciudad».

Utrecht / La Provincia
El proyecto es del estudio OKRA, ganador en 2022 de la undécima edición del Premio Europeo del Espacio Público Urbano, que tuvo como presidenta del jurado a Teresa Galí-Izard, componente de uno de los equipos que presentó su renuncia a seguir en el concurso del Paseo Guiniguada. Además, el director de OKRA, Martin Knuijt, es firmante del manifiesto Descubrir el Guiniguada.
‘El barrio de los Museos de Utrecht’ formó parte con el ‘Proyecto Guiniguada’ de los Proyectos Piloto Urbanos (Feder, Art. 10). Si el del Guiniguada se olvidó acabada la fase de cofinanciación, hace unos 25 años, todo parece indicar que Utrecht aprovechó mejor el privilegio de esa convocatoria europea.

Seúl / La Provincia
2. El Cheong Gye Cheon (Seúl, Corea del Sur) / ejecutado
En 1958 se cubrió el cauce de un río en la capital de Corea del Sur, Seúl, y en el año 1970 se construyó una autopista elevada sobre él. En 2003, el alcalde impulsó su restauración, eliminando la autopista y asignando responsabilidades a distintos niveles, incluido un Comité Ciudadano. Las obras finalizaron en 2005, con un coste equivalente a 300 millones de euros. Según ONU-Hábitat, el proyecto mejoró la movilidad, la calidad del aire y la vida urbana mediante la reintroducción de naturaleza.
En 1958 se cubrió el cauce y en 1970 se construyó sobre él una autopista elevada de 5,8 kilómetros. En 2003, el alcalde de la ciudad decidió restaurar el río, eliminando para ello la autopista que lo enterraba. Para implementar el proyecto se establecieron responsabilidades a distintos niveles, entre ellas a un Comité Ciudadano. Las obras concluyeron en 2005 con un coste de unos 300 millones de euros.

El Cheong Gye Cheon (Seúl, Corea del Sur) / La Provincia
Los resultados, según indica ONU-Hábitat, han aportado una indiscutible mejora de la movilidad. Además, la reintroducción de naturaleza (vegetación, peces y aves) en esta ciudad densamente poblada ha mejorado la calidad del aire y, con ello, la vida de los ciudadanos y de los millones de turistas que cada año visitan la capital surcoreana.

A Coruña / La Provincia
3. Río Monelos
La iniciativa parte del Laboratorio de Ingeniería Cartográfica de la Universidade da Coruña, tras su participación en el documental Esquece Monelos. En 2019 nace el proyecto ‘Monelos River Revival: restauración fluvial y cultural de un río urbanizado’, que busca recuperar un curso de agua esencial para la ciudad durante siglos, pero que hoy permanece oculto bajo tierra. El objetivo es redescubrir el río y elaborar una propuesta de recuperación para sus tramos más relevantes. La metodología contempla dos fases complementarias: una de investigación técnica dirigida por la comunidad científica, y otra centrada en la divulgación y participación activa de la ciudadanía y actores sociales clave.
Es una iniciativa del Laboratorio de Ingeniería Cartográfica (CartoLab) de la Universidade da Coruña, y cuenta como antecedentes su colaboración en la película documental, Esquece Monelos. A partir de ahí, en 2019 surgió ‘Monelos River Revival: restauración fluvial y cultural de un río urbanizado’, fuente de vida durante siglos, soterrado hace años.

Río Monelos / La Provincia
Pretenden descubrirlo, diseñando para ello una propuesta de los tramos más significativos. La metodología se divide en dos partes: trabajo de investigación (comunidad científica) y proceso divulgativo y participativo (ciudadanos y grupos de interés).

Granada / La Provincia
4. El río Darro (Granada) / propuesta
En Granada, una coalición de partidos incluyó en su candidatura municipal para las elecciones del año 2023 la propuesta de destapar el embovedado del río Darro, con el respaldo de 200 intelectuales y entidades como la Asociación Española de Paisajistas. Aunque no ganaron la alcaldía y la idea quedó archivada, la iniciativa destacó por su dimensión cultural y ambiental. La ciudad andaluza, que participó en los Proyectos Piloto Urbanos, también trabaja en su candidatura a Capital Europea de la Cultura 2031, lo que refuerza su interés por recuperar el patrimonio urbano y natural.
En Granada, una coalición de partidos presentó en su candidatura municipal de 2023 una propuesta para ‘destapar’ el embovedado de la cuenca del Darro. Contaron con el apoyo de 200 intelectuales y algunas entidades, entre ellas la Asociación Española de Paisajistas, firmante también del manifiesto Descubrir el Guiniguada. No ganaron la alcaldía y la propuesta quedó en algún cajón postelectoral; una curiosidad ‘política’ si tuviéramos espacio para hacer comparativas.

El río Darro (Granada) / La Provincia
Como Granada también formó parte del programa de Proyectos Piloto Urbanos, sirve lo dicho anteriormente para Utrecht. Además, Granada también prepara candidatura para Capital Europea de la Cultura en 2031.
A modo de conclusión
En el último Congreso Nacional de Medio Ambiente (Conama 24), Paola Sangalli, vicepresidenta de la Asociación de Ingeniería del Paisaje (Aeip) pidió involucrar a los ciudadanos desde el minuto cero de cualquier expediente. Por su parte, Cristina Lobera, del Centro Ibérico de Restauración Fluvial afirmó que «hay que recuperar los ríos borrados, los beneficios ecosistémicos (…) para tener ciudades más sanas».
El Guiniguada no es un río, lo sé. Según la RAE, un barranco es «una quiebra o surco producido en la tierra por las corrientes o avenidas de aguas»; es decir, el agua está presente, aunque sea de forma temporal. Por ello, convencida de que las ausencias vuelven al hoy cada vez que alguien las rememora, aquel ir y venir sonoro del Guiniguada debería regresar. Por ello, teniendo en cuenta las circunstancias actuales me atrevo con un par de propuestas.
Una: que los partidos políticos que gestionan nuestro ayuntamiento se pongan de acuerdo y retiren el concurso en base al ‘recordatorio’ de la ciudadanía de la obligatoriedad de disponer del Plan Especial (SG-51 Barranco Guiniguada) que debe recoger varias opciones, entre ellas la posibilidad de destapar el cauce.
Sin agua no hay vida: la ciudad y el barranco deben reencontrarse, sin nostalgia, pero sí con visión de futuro
Dos: que de no llegar a un acuerdo, los partidos que están sentados en la oposición y que han mostrado su apoyo al manifiesto Descubrir el Guiniguada, interpongan el recurso que, según afirman, paralizaría la ejecución del concurso. Una iniciativa que no puede asumir la ciudadanía, que ya paga mediante impuestos a los juristas que defienden ‘de oficio’ los muchos olvidos y desaguisados de los administradores de lo público.
«Sin agua no hay vida», afirmaron en un artículo de Planeta Futuro con motivo del primer Congreso Internacional de Ríos Urbanos (2021) centrado en intentar recuperar el agua como elemento fundacional de las ciudades. Y en nuestro contexto no hay duda de que los ríos de tinta, azul espero, del Guiniguada y la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria deben reencontrarse, sin nostalgia y sí con visión de futuro. n
En 1958 se cubrió el cauce de un río en la capital de Corea del Sur, Seúl, y en el año 1970 se construyó una autopista elevada sobre él. En 2003, el alcalde impulsó su restauración, eliminando la autopista y asignando responsabilidades a distintos niveles, incluido un Comité Ciudadano. Las obras finalizaron en 2005, con un coste equivalente a 300 millones de euros. Según ONU-Hábitat, el proyecto mejoró la movilidad, la calidad del aire y la vida urbana mediante la reintroducción de naturaleza.
La iniciativa parte del Laboratorio de Ingeniería Cartográfica de la Universidade da Coruña, tras su participación en el documental Esquece Monelos. En 2019 nace el proyecto ‘Monelos River Revival: restauración fluvial y cultural de un río urbanizado’, que busca recuperar un curso de agua esencial para la ciudad durante siglos, pero que hoy permanece oculto bajo tierra. El objetivo es redescubrir el río y elaborar una propuesta de recuperación para sus tramos más relevantes. La metodología contempla dos fases complementarias: una de investigación técnica dirigida por la comunidad científica, y otra centrada en la divulgación y participación activa de la ciudadanía y actores sociales clave.
Resulta necesario recuperar los ríos borrados y los beneficios ecosistémicos para tener ciudades más sanas
En Granada, una coalición de partidos incluyó en su candidatura municipal para las elecciones del año 2023 la propuesta de destapar el embovedado del río Darro, con el respaldo de 200 intelectuales y entidades como la Asociación Española de Paisajistas. Aunque no ganaron la alcaldía y la idea quedó archivada, la iniciativa destacó por su dimensión cultural y ambiental. La ciudad andaluza, que participó en los Proyectos Piloto Urbanos, también trabaja en su candidatura a Capital Europea de la Cultura 2031, lo que refuerza su interés por recuperar el patrimonio urbano y natural.
En Utrecht, un canal cubierto en 1969 fue restaurado tras un referéndum que evidenció el respaldo ciudadano. El proyecto, impulsado por la municipalidad y ejecutado en dos fases (2015 y 2020) por el estudio OKRA, recuperó 42.000 metros cuadrados, devolviendo el agua, la naturaleza y la memoria histórica a la ciudad.
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