Alrededor de dos docenas de agentes del Mossad irrumpieron en un almacén clandestino en una zona industrial de Teherán el 30 de enero de 2018, apoderándose de más de 100,000 documentos que detallaban el programa de armas nucleares del régimen islámico. Esta colección abarcaba años del archivo nuclear de Irán, incluyendo los planes de producción, proyecciones de enriquecimiento y diseños de ojivas del Proyecto AMAD. Siete años después, según un artículo publicado esta semana en Iran International, Rafael Grossi, director de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA), declaró: “Irán no está lejos de tener un problema nuclear. No lo tienen, lo sabemos. Pero el material para ello ya está ahí. Para fabricar unas pocas ojivas”. Grossi añadió que “sería cuestión de meses, no de años” y que el nivel de visibilidad es “insuficiente”. Esto lo corrobora Andrea Stricker, de la Fundación para la Defensa de las Democracias, quien escribió recientemente sobre un pequeño edificio destruido por los israelíes en ataques aéreos en septiembre pasado, parte del proyecto militar de Parchin. Este edificio no estaba en la lista de sitios que la OIEA planeaba visitar, ni aparecía en los documentos del AMAD. Un documento del Mossad de 2018 reveló que ese edificio se usaba para probar la capacidad explosiva del núcleo de una bomba nuclear, conocida como “reacción en cadena hidrodinámica”. Sin embargo, la OIEA no pudo acceder a él, y Grossi ni siquiera parecía estar al tanto de lo que ocurría allí. Esto pone de… Leer más
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