La Redoute, las Forjas o la Roca de los Halcones son nombres de pequeñas pero duras cuestas que forman parte de la historia del ciclismo, porque allí es donde se decide la más antigua de todas las carreras, el primer monumento que vio la luz, creado y parido nada menos que en 1892. La Lieja-Bastoña-Lieja, la gran carrera de la Bélgica que habla francés, la gran rival en términos nacionales del Tour de Flandes, llega este domingo para romper el empate a dos victorias entre dos ciclistas que una vez más se presentan como los únicos favoritos al triunfo final: Tadej Pogacar y Remco Evenepoel.
El fenómeno esloveno vuelve a serlo todo en una carrera; la salsa, el aperitivo, el plato central, el postre, el chico del baile y el que capta las miradas. Enfrente tendrá a un belga –aunque flamenco-, un Evenepoel que ha reemplazado a Mathieu van der Poel (nunca hay que confundir los apellidos, aunque se parezcan) como rival, como si fuese el boxeador que sube al cuadrilátero junto a Pogacar para batirse en duelo mientras el resto mira encima de las bicis quién de los dos resiste; o, mejor dicho, si Evenepoel es capaz de noquear al campeón del mundo, sobre todo en La Redoute, donde el porcentaje alcanza el 23% en poco más de dos kilómetros, a 34 de la meta.
Puede ocurrir –aunque es difícil- que surja un contrincante que dé la sorpresa, como ocurrió hace una semana en la Amstel Gold Race, en la victoria del danés Mattias Skjelmose, porque este año las carreras clásicas se escriben con la referencia de Pogacar y de un único rival –unas veces Van der Poel y otras Evenepoel– con el cometido de frenarlo y hasta de ganarlo: el esloveno, en cuanto a monumentos –cinco hay y después de Lieja sólo faltará Lombardía en octubre- ha sido tercero en San Remo, primero en Flandes y segundo en Roubaix.
Teledeporte y Eurosport
Aspira a un tercer triunfo (por Teledeporte y Eurosport) después de los conseguidos en 2021 y 2024. En los dos años intermedios ganó Evenepoel. En 2022 no corrió Pogacar por la muerte de la madre de su pareja, la ciclista Urska Zigart, y en 2023 se cayó y se rompió la muñeca izquierda en el kilómetro 85 de carrera, una fractura que le pasó más factura de lo esperado; la principal causa por la que no pudo entrenar como deseaba y le costó la victoria en el Tour.
Ganar en Lieja no es una circunstancia cualquiera. A Alejandro Valverde, cuatro victorias lo contemplan al igual que a Eddy Merckx, se le atribuye la frase irónica de afirmar que un triunfo en la ciudad valona no era lo mismo que en su querida Murcia. A la prueban la denominan ‘La Decana’ (‘La Doyenne’, en francés) porque se corrió por primera vez en 1892, en la victoria del belga Léon Houa, que falleció al volcar el Renault que conducía, pues se hizo piloto de carreras cuando colgó la bicicleta.
Fue la única clásica que en su día entusiasmó a Miguel Induráin, aunque sólo logró ser cuarto en la edición de 1991, camino de la victoria en el primero de los cinco Tours consecutivos. Valverde es el único español que se ha impuesto en la carrera (2006, 2008, 2015 y 2016). En esos años parecía tan fácil como ahora apostar por Pogacar, si Evenepoel no lo impide. Habrá también carrera femenina, después de acabar la masculina, en una prueba organizada por ASO, la propietaria del Tour, que cierra el círculo de clásicas primaverales y que anuncia ya que el Giro está en el horizonte ciclista (del 9 de mayo al 1 de junio).