Tenían que ser los protagonistas del partido. De una manera u otra, el árbitro Ricardo de Burgos Bengoetxea y el VAR Pablo González Fuertes estaban predestinados a atraer la atención de la final de Copa, igual que habían sido el centro de la conversación en la previa. Un poco por su culpa, pues hasta en el estamento hubo quien entendió que se pasaron de frenada en vísperas de una final; pero sobre todo por cómo el Real Madrid colocó todo el foco sobre ellos.
No culminó su plantó la entidad blanca, entre otras cosas porque hasta el Gobierno intervino, apelando al Rey y a los miles de aficionados desplazados a Sevilla para rebajar el tono de la amenaza de no presentarse a la final, pero el enfado mayúsculo con los jueces de la final permaneció intacto. Ahora bien, no podrá decir el Real Madrid que perdió la final por culpa de las decisiones arbitrales. En todo caso, será el Barça quien podrá argumentar que pudo ser campeón sin necesidad de una prórroga si el tándem De Burgos Bengoetxea-González Fuertes hubiera tomado otras decisiones.
Los vídeos de Real Madrid TV
Y eso que, en las cerca de 40 horas que transcurrieron entre la ya célebre rueda de prensa de los árbitros y la celebración de la final, Real Madrid TV emitió decenas de veces un vídeo recopilatorio de todos los (presuntos) errores que González Fuertes había cometido en el pasado en contra del Madrid. Era la respuesta al agravio denunciado por el club blanco, más allá del plantón a los actos de la previa y la amenaza, desmentida pero real, de no presentarse en la final de La Cartuja.
En el descuento del partido, Antonio Rüdiger derribó a Ferran Torres en el área. La típica acción en la que el defensa llega décimas de segundo tarde y se encuentra una pierna donde antes había un balón. De Burgos Bengoetxea no vio nada y esperó a la indicación de su compañero desde la sala VOR. González Fuertes debió de decirle algo así como «no hay nada», mientras el morbo se apoderaba de la situación.
El VAR del encuentro al que el Real Madrid había intentado recusar acababa de salvar al conjunto blanco con una decisión bastante discutible. No era blanca ni negra, pero sí de un gris bastante oscuro. Insuficiente para el hombre convertido el casus belli por Florentino Pérez y el madridismo.
Error de De Burgos
El destino, no obstante, tenía reservado un giro todavía más rebuscado en ese descuento que pareció más largo que los 90 minutos anteriores. De Burgos Bengoetxea no dudó ni un instante a la hora de señalar como penalti una acción de Raúl Asencio sobre Raphinha. Señaló al instante el punto de penalti. Y, de nuevo, como marca el protocolo, esperó instrucciones.
Tchouaméni no soltaba el balón, mientras Asencio juraba y perjuraba que él no había hecho nada. González Fuertes, esta vez sí, entendió que su compañero se había equivocado. Las imágenes dejaban poca duda de que así era: el central blanco no había llegado a tocar al atacante azulgrana. De Burgos acudió al monitor, revisó la jugada y fue consciente de su error.
El árbitro se lo comunicó en primer lugar, en una maniobra poco habitual, a los capitanes, Luka Modric y Ronald Araujo. Lo celebró el madridista, pidió explicaciones adicionales el azulgrana.
En definitiva, ninguna de las dos acciones acabó con un lanzamiento de penalti del Barça. No lo acabó necesitando el conjunto azulgrana, ahorrando un nuevo incendio a un colectivo arbitral que va saltando de uno a otro sin solución de continuidad. No debería generarlos las expulsiones de Lucas Vázquez y, sobre todo, de Rüdiger por perder los papeles cuando el partido estaba casi terminado.