Sacerdote, profesor, académico, doctor en Ciencias Bíblicas, escritor y desde 2023 presidente de la Agencia de la Santa Sede para la Evaluación y la Promoción de la Calidad de las Universidades y Facultades Eclesiásticas (AVEPRO), Armand Puig explica en esta entrevista a EL PERIÓDICO cómo era el papa Francisco, qué acciones hizo en favor de la educación y qué destaca de su legado.
¿Cuál fue su relación con el Papa? Yo conocí al santo padre en Buenos Aires en 2009. Luego, ya como Papa, en 2013 y varias veces más desde que en 2023 me nombró presidente de la Agencia de la Santa Sede para la calidad académica en las universidades eclesiásticas. No despachaba con él cada día pero cuando he estado con él, lo que más me ha gustado es su capacidad de escucha, de percibir al otro y de estar al tanto de los temas, cosa que no es fácil cuando uno tiene tantos temas en la cabeza.
«El Papa era una persona profunda, sencilla, con gran capacidad de escucha, de percibir al otro y de estar al tanto de los temas»
¿Cuáles de sus decisiones en el tema educativo destacaría? En 2020 lanzó un Pacto Educativo Global porque el tema de la educación y la formación, en sentido amplio, le tocaba mucho porque creía que, sin educación, vamos mal. En el caso de nuestras universidades, publicó un documento muy importante, en 2017, que se llama ‘Veratitis Gaudium’, en el que marca la tarea de la universidad, las conexiones de las ciencias en sí, la unidad del saber… los grandes temas, que los tocó en el prólogo y nosotros lo hemos divulgado en todo el mundo.
«Ha abierto muchísimos caminos y ahora toca continuarlos y darles la perspectiva necesaria, porque los tiempos que corren no son fáciles»
¿Cómo era él en privado? Una persona sencilla, profunda y muy amable, además de percatarse muy bien de los temas, porque tenía una memoria prodigiosa, se acordaba de quién eras, qué le habías dicho, etc.
«Estoy convencido de que habrá continuidad y que los cardenales elegirán al que mejor continúe con la apertura»
¿Qué destacaría de su legado? Creo que la Iglesia no puede mirar a la sociedad en términos inquisitivos ni refractarios, tiene que efectuar una mirada de misericordia, de comprensión y acercamiento y Francisco estas tres palabras las ha proclamado, predicado, vivido y divulgado con sus textos y con sus gestos. Muy importantes han sido sus gestos de paz y sus viajes a Nueva Guinea o Mongolia, al fin del mundo, donde no quería encontrarse solo con los católicos, quería encontrarse con todos. Ha sido una gran Papa, ha durado 12 años, suficientes para abrir muchísimos caminos y ahora toca continuarlos y darles la perspectiva necesaria, porque los tiempos que corren que no son fáciles.
Hablando de futuro, ¿cómo visualiza el nuevo papado? ¿Habrá continuidad o ruptura? Estoy convencido de que habrá continuidad y que los cardenales elegirán al mejor, al que más pueda garantizar los principios del Evangelio y que continúe con la apertura que ha mostrado el Papa del Evangelio.
«El Papa ha sido un campeón de la paz, un tema en el que ha estado insistiendo por arriba, por abajo y por todos los sitios»
A su juicio, ¿cuáles son los principales retos que afronta la Iglesia? Estamos ante una situación muy inestable en el mundo. En este sentido, el papa Francisco ha sido un campeón de la paz, un tema en el que ha estado insistiendo por arriba, por abajo, por todos los sitios para que hubiera conciencia de que la guerra no nos lleva a ninguna parte. Este es un reto mundial. Luego está el tema de los pobres porque las diferencias aumentan entre ricos y pobres y en los países con mayor renta per cápita hay bolsas de pobreza enormes. Y, por último, está el tema de la fraternidad universal, porque o nos ponemos a remar juntos, o nos vamos a hundir juntos, y yo prefiero remar que no hundirme.
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