El adiós al papa Francisco exhibe el nuevo orden mundial y deja a la Iglesia en una encrucijada

Un día después de la noticia bomba de la muerte de Francisco, el pasado lunes, un cardenal hongkonés tradicionalista se puso en contacto desde su país con una periodista estadounidense en Roma y manifestó su rabia. «¿Por qué comienzan tan temprano las Congregaciones Generales? ¿Cómo hacemos nosotros, los cardenales de las periferias, para llegar a Roma a tiempo?», le dijo, molesto, Joseph Zen, sugiriendo maliciosamente que la decisión del cardenal decano, Giovanni Battista Re, de convocar para el martes las congregaciones generales (las reuniones pre-cónclave), podría formar parte de un estratagema para influir en el proceso de sucesión, incluso antes de los funerales de este sábado. «La carrera hacia el cónclave comienza coja», concluyó la web ultratradicionalista Silere Non Possum (Callar no puedo).

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