Si algo le faltaba al presidente Gustavo Petro era enfrentarse públicamente con estrechos colaboradores a las puertas de nuevas disputas políticas medulares que definirán las posibilidades del primer Gobierno de izquierdas en Colombia en su último tramo. Su exministro de Exteriores, Álvaro Leyva, formalizó en público una ruptura que no solo se relacionó con cuestiones programáticas o de empatía personal. Leyva dijo públicamente que Petro tiene un problema de «drogadicción» que no ha sido superado y esa es la razón de algunos de sus desaciertos. «Los recuerdos que todavía tengo frescos de episodios ocurridos siendo yo el primer testigo, me producen aún desazón y desconcierto», escribió en una carta pública. El exministro dio a conocer situaciones que se convirtieron en la comidilla de la oposición de derechas. «La ocasión en que usted se desapareció dos días en París durante una visita oficial. Como si inteligencia francesa fuera incompetente como para no haber conocido su paradero (…) Y mucho más cuando supe dónde había estado».
El tono de la carta pública obligó al mandatario a una inmediata respuesta. «La única manera para que la prensa publique cartas, es insultándome. No solo habla mal del escritor, sino de la prensa», consideró el exguerrillero del M-19. «¿Es que París no tiene parques, museos, librerías, más interesantes que el escritor, para pasar dos días? Casi todo en París es más interesante». Y añadió: «¿Es que acaso no tengo hijas y nietas en París, muchísimo más interesantes que el escritor?».
Según el mandatario, «se me volvió pecado estar con mi familia. Por vivir varios de mis hijos y mi madre en el extranjero, por la persecución que sufrimos, tengo muy pocas oportunidades de verla. No creí que ese hecho desatara suspicacias atroces en personas a las que les he dado la mano». El legislador del Centro Democrático (derechas), Andrés Forero no perdió la oportunidad de intervenir. «Uno va entendiendo las invectivas de Petro contra el whisky y sus apologías de la cocaína».
A las puertas de la consulta popular
La controversia desplazó a un plano de irrelevancia la presentación oficial de las 12 preguntas que forman parte de la consulta popular que Petro se propone girar al Senado el 1 de mayo y que se relacionan con una reforma laboral que fue derrotada en esa cámara del Congreso. El Gobierno quiere que la ciudadanía se pronuncia sobre la posibilidad de un trabajo de ocho horas, una paga especial durante los días de descanso dominical o festivo, las licencias de los trabajadores para atender problemas médicos y la contratación por parte de las empresas de al menos dos discapacitados por cada 100 trabajadores, entre otros asuntos.
«Si no estuviéramos seguros de que estas preguntas van a obtener el sí, no las estaríamos proponiendo, así de sencillo«, sostuvo el ministro de Trabajo, Antonio Sanguino, en una rueda de prensa con el de Interior, Armando Benedetti. «Si se gana la consulta, el Congreso tiene dos períodos para entonces sacar la ley con base a lo que se aprobó o si no el presidente lo saca por decreto». De acuerdo con Sanguino, las preguntas contienen «el alma y la columna vertebral de la reforma laboral» que no pasó el filtro de la legislatura.
Senadores de la oposición moderada habían presentado en el Parlamento algunas iniciativas en la misma dirección, pero las autoridades ejecutivas las calificaron de » reformas bonsái», por su falta de profundidad.
Encrucijada parlamentaria
«A (Juan Manuel) Santos le aprobaron el plebiscito (sobre el acuerdo de paz con las FARC), a (Álvaro) Uribe el referendo (constitucional). Si al presidente Petro no le aprueban la consulta, eso muestra que hay un complot», sostuvo el ministro del Interior, Armando Benedetti al portal ´La Silla Vacía`. La fecha de la consulta todavía está en el aire y el Senado no será ajeno a su luz verde. Se necesita el voto de 53 de sus integrantes, la mitad más uno del total.
«El Congreso de la República debe aprobar la convocatoria a una consulta popular», sostuvo el diario bogotano ´El Espectador` en su editorial. «Más allá de las diferencias entre congresistas y la Casa de Nariño, de las críticas justas a la manera como se plantearon las preguntas, al hecho innegable de que el Pacto Histórico busca aprovechar esta coyuntura para que Presidencia pueda hacer campaña política anticipada, estamos ante una solicitud de convocar al pueblo a utilizar una herramienta pensada desde la Constitución». Por eso, «sería inconveniente, infructuoso y francamente peligroso que se les negara a los colombianos la posibilidad de expresarse en las urnas».
Para la publicación, el referendo se vuelve «ineludible» porque «el Congreso tomó la decisión de hundir la reforma laboral». Bajo estas circunstancias, «no se puede oponer a convocar a las urnas a menos que haya razones de peso y que estas se discutan de manera amplia y transparente». ´El Espectador` recomendó a los parlamentarios evitar que Petro siempre su «fuego retórico». Días atrás, el propio ministro del Interior consideró que si el Senado bloquea la iniciativa se trataría de » una conspiración contra la clase obrera y el presidente de la República«.