Carlos Álvarez, por sus facultades, su entendimiento del juego y su talento con el balón, cumple con los requisitos necesarios para ser el idóneo perfil de mediapunta, que navega en las proximidades del área rival y que amenaza las defensas contrarias debido a su capacidad de dirigir el esférico desde la picardía y con tintes de travesura. Ahí es donde siempre ha competido desde que empezó a jugar en las inferiores del Sevilla, pero, en su segunda temporada en el fútbol profesional, el ‘24’ del Levante se ha convertido no solo en una de las sensaciones de la categoría, sino también en uno de los más destacados en una Segunda de la que el andaluz, teñido de azulgrana, quiere escapar a toda costa.
Con Orriols rendido a sus pies, de los que sale magia a raudales, Carlos Álvarez es uno de los artífices del momento del Levante, que tiene la posibilidad de subir a Primera División en su mano debido a la gran racha de resultados que está obteniendo. Y el club, consciente de que tiene un diamante en bruto en sus filas, ya ha movido ficha para intentar retener a Carlos Álvarez hasta 2029. Sin embargo, el Levante no solo quiere conservar talento, sino que el andaluz ha dado argumentos para justificar el gesto que quieren tener con sus servicios. Mientras, su foco está puesto en subir a la élite, desde la felicidad, orgullo e identificación que le produce enfundarse la elástica levantinista.
Estadísticas notables
Que su nota media en el portal estadístico Sofascore sea de 7,36 es muy sintomático. Su influencia en el campo, partiendo desde la banda derecha, es relevante. Siempre busca la asociación con el lateral o con hombres más interiores como Giorgi Kochorashvili, pero, en términos de lectura de juego, tiene veneno en sus botas para conducir y filtrar balones entre oponentes. Sin ir más lejos, contra el Zaragoza cuajó uno de los muchos grandes partidos que ha realizado esta temporada: 93 por cien de pases precisos, totalidad de balones en largo completados, un pase clave… y un gol más para su cuenta particular. Después de un primer año donde se postuló como un futbolista a seguir y a tener muy en cuenta en el futuro, en la presente campaña se ha destapado como un fuera de serie sobre el terreno de juego. Es la confirmación de una carrera que cotiza al alza, después de transformar sus tres goles y dos asistencias en la 23/24 a multiplicar sus números hasta alcanzar los seis goles y las ocho asistencias.
Julián Calero en la banda de Orriols / SD
No obstante, Carlos no es solo un mediapunta que rinde en su zona de influencia, sino también un ‘24’ que abarca múltiples tareas. Ataca el área, con su tanto ante el Zaragoza como si de un ‘9’ puro se tratase, y defiende sin negociar esfuerzos ni kilómetros, superando, en un porcentaje alto, los dobles dígitos recorridos y demostrando su notable mejora física. Datos que elevan a Carlos Álvarez como un futbolista de mucho prestigio, pero que justifican la intención del Levante de atarlo, con una mejora de condiciones incluida, hasta 2029. Pese a ello, todas las partes involucradas coinciden en que ahora es momento de remar en conjunto. De pelear sin descanso para conseguir la ilusión que inunda el coliseo de Orriols. Carlos se dejará la piel por lograrlo, desde la felicidad que le produce defender al Levante y consciente de que, si sigue así, sin dejar de crecer futbolísticamente, el futuro le augura grandes momentos.