Un golpe seco. Un casco que rebota en el suelo y después, el silencio. Así comenzó la charla del periodista Bernardo Hernández ante un grupo de adolescentes del IES Carrizal, en el municipio de Ingenio. Su objetivo principal era concienciar sobre el uso del casco en ciclomotores, bicicletas y patinetes, y lo logró con una puesta en escena que dejó huella.
En una época donde el uso del patinete eléctrico se ha disparado y muchos jóvenes circulan sin protección básica, este tipo de iniciativas no solo informan, sino que pueden salvar vidas. Porque no se trata de infundir miedo, sino de enseñar la realidad con crudeza, y hacerlo antes de que sea demasiado tarde.
La demostración que nadie olvidará
“A los alumnos del Instituto del Carrizal les hemos mostrado hoy los riesgos de no usar casco”, explicaba Bernardo Hernández, periodista especializado en seguridad vial con años de experiencia documentando siniestros de tráfico en Canarias. Durante la sesión, utilizó una cabeza simulada para escenificar los efectos de una caída con y sin casco.
“Si yo este casco lo dejo caer al suelo, suponiendo que lleva mi cabeza dentro, veamos qué pasa…”, dice antes de dejarlo caer desde una altura. El casco apenas sufre un “chichón” porque ha sufrido los efectos de la caída, como él mismo explica, y amortigua el impacto. Luego repite el experimento sin protección: “Ahora tiro la cabeza, y vemos cómo se ha abierto. Aunque podía haber pasado más”.
Una imagen vale más que mil palabras. Pero en este caso, el sonido y el gesto de los alumnos lo dijeron todo. El golpe emocional fue instantáneo, así que imaginen que pasaría si además este impacto fuera con velocidad.
Una realidad preocupante
Durante la Semana Santa de 2025, las carreteras españolas registraron 26 víctimas mortales en 25 siniestros, según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT). Este balance representa una ligera disminución respecto a 2024, a pesar de un incremento del 8,4% en los desplazamientos de largo recorrido, que alcanzaron los 16,7 millones.
La mayoría de los fallecimientos ocurrieron en carreteras convencionales de un solo carril por sentido, siendo las colisiones frontales, laterales y frontolaterales las más frecuentes. Además, 12 de las víctimas eran usuarios vulnerables: ocho motoristas, dos peatones y dos ciclistas. Un dato preocupante es que siete de los 14 fallecidos en turismos y furgonetas no utilizaban el cinturón de seguridad.
La combinación de velocidad, falta de experiencia y escasa protección convierte a los adolescentes en uno de los grupos más expuestos. Iniciativas como la de Bernardo Hernández, que combina formación, experiencia real y una demostración física, se han mostrado eficaces en centros escolares. No solo por su impacto emocional inmediato, sino porque abren debates necesarios en casa, en clase y en la calle.