Aunque fue prohibido hace décadas, el pesticida DDT sigue hallándose en animales y hábitats naturales de forma persistente, lo que supone un riesgo para la salud humana. Una investigación reciente ha descubierto que restos de DDT persisten a niveles alarmantes en la trucha canadiense, incluso después de 70 años de haberse usado, lo que podría representar un peligro significativo para los humanos.
El diclorodifeniltricloroetano, conocido como DDT, se utilizó en tierras forestales de Nuevo Brunswick, Canadá, de 1952 a 1968. Sin embargo, a pesar del tiempo transcurrido, investigadores de la Universidad Mount Allison, de dicho país, han encontrado rastros de esta sustancia en la trucha de arroyo de algunos lagos de esta región. Además, no se trata de cantidades irrelevantes, sino que a menudo se sitúan en niveles 10 veces superiores al límite de seguridad recomendado para la fauna silvestre.
Un evase de DDT usado en los años 60 / Agencias
“El DDT es un probable carcinógeno que no hemos utilizado en 70 años aquí [Canadá], pero abunda en los peces y el lodo de los lagos en gran parte de la provincia en unos niveles alarmantemente altos”, declaró Josh Kurek, profesor de la Universidad Mount Allison de Canadá y autor principal de la investigación.
La investigación, publicada en la revista ‘Plos One’, descubrió que la contaminación por DDT afecta aproximadamente al 50% de la provincia de Nuevo Brunswick. La trucha de arroyo es el pez silvestre más común en la región, y la investigación halló una presencia de DDT en su tejido muscular, en algunos casos diez veces por encima de la recomendada por las directrices canadienses para la vida silvestre.
«Probablemente cancerígeno»
Los investigadores afirmaron que el DDT, clasificado por las autoridades sanitarias como «probable cancerígeno», puede persistir en el lodo de los lagos durante décadas después de haberse aplicado. Además, muchos lagos de Nuevo Brunswick retienen niveles tan altos de DDT que sus sedimentos son una fuente clave de contaminación en la red trófica.

La trucha de arroyo es originaria de Norteamérica / Agencias
«El público, especialmente las poblaciones vulnerables a los contaminantes, como las mujeres en edad reproductiva y los niños, deben ser conscientes del riesgo de exposición al DDT residual a través del consumo de pescado silvestre», declaró Kurek.
Durante las décadas de 1950 y 1960, la mitad de los bosques de coníferas de la provincia fueron rociados con DDT, un insecticida sintético utilizado para controlar insectos portadores de enfermedades como la malaria y el tifus. Canadá prohibió el uso de esta sustancia en la década de 1980.
El Convenio de Estocolmo de 2001 sobre contaminantes orgánicos persistentes prohibió el DDT en todo el mundo para su uso agrícola masivo, aunque todavía se permite en pequeñas cantidades para el control de la malaria.

Pescador en un río de Canadá / Agencias
“Este desastre es irremediable”, declaró Kurek. “El DDT puede persistir en el lodo de los lagos durante décadas o incluso siglos y luego propagarse a través de la cadena alimentaria”.
“Nuestros descubrimientos son una clara llamada de atención para abandonar nuestra dependencia excesiva de los productos químicos sintéticos. Es necesario aprender lecciones para no repetir los errores del pasado. Esperamos que nuestro estudio aporte información sobre otros contaminantes que aplicamos ampliamente hoy en día, como la sal para carreteras y herbicidas como el glifosato. Es absolutamente necesario que hagamos las cosas de forma diferente o nuestros ecosistemas seguirán enfrentándose a la contaminación de por vida”, concluyó el investigador.