El Grupo de Homicidios ha entregado hoy en el Juzgado de Instrucción número 4 de Zaragoza un prolijo atestado que comenzaron a confeccionar el 19 de abril en torno a las 22.00 horas, momento en el que fueron activados los investigadores al conocer la muerte de un rumano de 57 años que fue acuchillado en el tórax a las puertas del bar ‘El Imperio’. A su llegada, los compañeros de Seguridad Ciudadana les transmitieron las nuevas que se habían sucedido en ese lapso de tiempo y que esta misma tarde han remitido al Juzgado de Guardia, entre ellas, el uso de la pistola táser para reducir al detenido (Darwin Arsenio M. P.) y la reacción de este dominicano de 42 años conocido como el Loco al ver el cadáver en el suelo. «Como vea que se levante, le meto otra puñalada. Me quería pegar y míralo ahora», les dijo a los zetas.
Según ha podido saber este diario, las pesquisas de los investigadores también se centraron en el análisis de las cámaras de videovigilancia instaladas en este bar ubicado en el número 9 de la calle San Rafael, en el barrio de Delicias. En ellas se puede ver cómo la víctima accedió al bar a las 20.32 horas mientras que el presunto homicida lo hizo a las 21.07 horas, tal y como refleja el minutaje de los vídeos. Ambos salieron a fumar a la calle e incluso se retaron a pulsos sobre una de las mesas del bar y tomaron juntos un chupito de ron.
Pero su actitud comenzó se volvió «hostil» tan solo unos minutos después, lo que derivó en la sucesión de varios empujones hasta que ambos se separaron: el fallecido se retiró a la barra y el agresor se puso a jugar al billar. Otro empujón del Loco precedió su salida del establecimiento, un movimiento que repitió de forma inmediata la víctima en los fueron sus últimos segundos de vida al recibir a las puertas del bar una certera cuchillada en el tórax.
A la fuga por la calle Santa Teresita
De la agresión fueron testigos varios viandantes, quienes luego señalaron que Darwin Arsenio M. P. intentó asestarle otra puñalada, aunque finalmente se dio a la fuga por la calle Santa Teresita hasta que fue detenido en la calle Fray Juan Regla después de que un grupo de repartidores de Glovo le persiguiera para no perderle la pista. En ese momento, el Loco todavía empuñaba el arma homicida, un cuchillo de cocina de 20 centímetros con el que incluso hizo intención de embestir contra los agentes.
El bar ‘El Imperio’ cuenta con cámaras de videovigilancia cuyas imágenes fueron entregadas a la Policía. / RUBÉN RUIZ
Uno de los zetas se vio obligado a desenfundar su pistola táser, con la que efectuó un disparo que no surtió de efecto por sí solo aunque el sonido del arma llevó al Loco a arrojar el cuchillo contra el suelo. Y fueron estos mismos agentes quienes luego precisaron cómo reaccionó el detenido cuando observó el cadáver de la víctima tendido en el suelo. «Como vea que se levanta le metro otra puñalada. Me quería pegar y míralo ahora», les espetó.
Ya en dependencias policiales, los agentes comprobaron que el detenido contabilizaba hasta 14 detenciones previas con un nexo común entre todas ellas: «violencia» e «intimidación». Tanto es así que, entre su exuberante currículum delictivo, Darwin Arsenio M. P. contabiliza una tentativa de homicidio por un altercado en otro bar, en este caso en un establecimiento de Conde Aranda en el que intentó apuñalar a un cliente del local.
Los testigos
De todo ello dieron fe los trabajadores del bar ‘El Imperio’, quienes también recordaron los sucedido en declaraciones a este diario. «Aqui no pasó nada, pasó fuera. Primero vino la víctima y luego llegó él (el detenido). Estuvieron tomando juntos, echando pulsos, salían a fumar… Y estuvieron medio discutiendo hasta que salieron normal como que se iban. Luego vimos el movimiento, que una chica alertaba y salimos a mirar», explicó una de las responsables del negocio
Imagen del arma homicida, un cuchillo de cocina de 20 centímetros. / EL PERIÓDICO
Desde entonces, el Loco ha permanecido en los calabozos de la comisaría Actur-Rey Fernando hasta que este martes ha sido puesto a disposición del Juzgado de Instrucción número 4, en funciones de guardia, en calidad de autor de un delito de homicidio. Asistido por los abogados Carmen Sánchez Herrero y Luis Ángel Marcén, este dominicano de 42 años ha ingresado en prisión después de declarar que abandonó el bar porque «unos pizzeros nicaragüenses» que venden «droga» le querían «matar». Lo ha hecho después de ser examinado por un médico forense.
