Entre 200 y 300 personas, entre ellas vendedores y partidos políticos entonces también encuadrados en Salvem el Mercat, se concentraban hace ahora justo diez años junto al Mercado Provisional, en aquel momento aún en construcción, aunque abriría sus puertas poco después. Lo hacían para protestar contra aquellas obras y para pedir una solución de consenso para el Mercado Central, al grito de lemas como «no es un mercado, es un expolio», y para denunciar las «imposiciones» de la alcaldesa, Mercedes Alonso. Una década después, tres elecciones municipales de por medio que han dado tiempo hasta para que vuelva el PP a la Plaça de Baix, con la Corredora ya peatonalizada, la rescisión de un contrato millonario y con muchos de los propietarios de negocios de dentro y fuera de la plaza de abastos ya retirados, parece que esa salida consensuada ha llegado. Incluso empieza a materializarse.
Dos lustros cerrado
Hasta el extremo de que este mismo martes comenzó el vallado perimetral del edificio que ha permanecido cerrado en los dos últimos lustros, deteriorándose más si cabe. Un vallado que, al menos por ahora, es más liviano, y que empezó a instalarse a primera hora en la zona de los Baños Árabes y permitió que, pasadas las tres de la tarde, ya rodeara todo el recinto.
La retirada de mesas y sillas este martes por la mañana en Plaça de la Fruita, donde se retirarán las terrazas hasta que concluyan las obras. / Héctor Fuentes
Maceteros, farolas y demás mobiliario
Entremedias, brigadas municipales retirando maceteros, farolas y demás mobiliario urbano. «Ya era hora doce años después», decía una mujer a otra al pasar junto al edificio mientras uno de los operarios se afanaba en colocar una de las verjas de Plaça de la Fruita, que se fue desplazando en varias ocasiones a lo largo de la mañana hasta encontrar su acomodo definitivo… Diez, doce, veinte años… No había consenso a la hora de determinar cuándo había dejado de ser aquel edificio un mercado para convertirse en un problema, y de los gordos, aunque la sensación generalizada es que hacía mucho, muchísimo tiempo.
Puesta en escena
Consciente de eso, y de que, hoy por hoy, se juega el mandato con este proyecto -a nadie se le escapa que a su otrora «jefa», Mercedes Alonso, le costó la vara de mando-, el alcalde, Pablo Ruz, tiró una vez más de puesta en escena, como ocurre cada vez que tiene que vender un avance, por pequeño que sea, relacionado con el Mercado Central. Flanqueado por el vicealcalde de Estrategia Urbana, Francisco Soler, y su socia de gobierno, Aurora Rodil, compareció, en esta ocasión junto a los Baños Árabes, donde ya estaban las nuevas vallas, para dar por cumplido su compromiso: el inicio de las obras el primer día laborable después de Semana Santa.

La retirada de los maceteros este martes por la mañana junto a los Baños Árabes. / Héctor Fuentes
8,8 millones de euros
La UTE formada por Involucra SL, Grupo Alcudia Servicios y Obras SL, y Gestaser Obras y Servicios es la que se hizo con la adjudicación del Mercado Central de Elche por 8,8 millones de euros, lo que supuso una rebaja del 22,1 % respecto al importe por el que salió a licitación el proyecto, que ascendía a 11,3 millones, con el IVA incluido. La actuación abarca cerca de 3.500 metros cuadrados entre el edificio y la zona exterior, y el nuevo Mercado estará compuesto por 24 puestos, además de áreas gastronómicas y de restauración en los extremos del inmueble.
El principio del fin
Fue en este contexto en el que el regidor ilicitano proclamó que, «ahora sí, este es el principio del fin, que ya era hora», y anunció que la idea es que esta semana se inicien los trabajos internos, sobre todo por lo que respecta a la retirada de los elementos de la planta superior del inmueble. «Todavía se conservan las cartelerías, la imagen y el mobiliario en cada uno de los puestos de la parte superior, y hemos contactado con el Museo de Pusol porque habrá una parte de esos elementos que nos gustaría que se conservaran en la medida de lo posible», apuntó Pablo Ruz. A partir de ahí, en las próximas semanas se desmantelaría la fachada oeste para concluir las catas, mientras se ponen en marcha las obras propiamente dichas. Para el acopio de material, y dada la singularidad del entorno, por el que resulta complicado que se puedan desplazar camiones de grandes dimensiones, se habilitará un espacio en la zona este.
De 15 a 18
«El tiempo mínimo es de 15 meses», apuntó el alcalde en cuanto a los plazos. Significativo en este sentido es que, inicialmente, se habló de 18 meses; posteriormente, en los pliegos, los tiempos se rebajaron a esos 15 meses; y, ahora, en la resolución municipal de reordenación de las terrazas de la plaza de las Flores y Plaça de la Fruita, se habla de «al menos 18 meses». Una cuestión esta que, desde el bipartito, atribuyeron a que, al fin y al cabo, se trata de obras, y que poco menos que se busca curarse en salud, aunque, al final, sea volver al principio. Eso sí, para poder llegar a cortar la cinta oficialmente antes de que acabe el mandato, el Ejecutivo local de PP y Vox dispone de menos de dos años.

El vallado en la zona de los Baños Árabes, este martes. / Héctor Fuentes
Siete locales
En total, los locales con mesas y sillas afectados por la resolución del Ayuntamiento de Elche se elevan a siete. De ellos, cuatro directamente tendrán suspendida temporalmente la autorización de la terraza, porque el vallado ocupa Plaça de la Fruita y no se pueden reubicar. La Saga, que era quien más problemas tenía este martes para desplazar el velador, hasta el punto de que a mediodía había quedado cercado por el vallado, se tendrá que trasladar hasta Carrer de La Victoria. Mientras, La Brasería dispondrá de 27 m2 paralelos a su fachada; y Damasol, de 13,5 m2. En ambos casos deberán dejar el itinerario peatonal y mantener una separación del vallado de la obra de mínimo dos metros.