Moncloa minimiza las quejas presentadas por Sumar ante el plan de defensa anunciado por Pedro Sánchez este martes para cumplir en 2025 con el 2% del PIB comprometido con la OTAN. La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, se esforzó en mostrar su rechazo al paquete de inversiones que movilizará 10.471 millones de euros sin pasar por el Congreso. El socio minoritario del Gobierno presentó observaciones en el Consejo de Ministros pidiendo retirar la medida y criticando la falta de «consenso» a la hora de aprobar lo que consideró un gasto «exacerbado». En el ala socialista del Gobierno, sin embargo, evitan dar categoría de crisis a este choque y rebajan notablemente su importancia. Atribuyen esta posición a una cierta escenificación de Sumar, asegurando que existe un cierre de filas a nivel interno. «Sumar ha cumplido su papel, pero son muy leales», vienen a trasladar desde el ala socialista del Gobierno.
Distintos ministros socialistas del Gobierno restan importancia a las quejas del socio minoritario de la coalición, que presentó observaciones formales este martes en Consejo de Ministros criticando un incremento «exacerbado» y denunciando la falta de «consenso» a la hora de aprobar el paquete de inversiones, mostrando su «especial preocupación» en la partida destinada a la compra de armamento, que supone el 18,75% del total de gasto.
En el ala socialista, pese a las quejas públicas, alaban la actuación de Sumar, que hasta el momento no ha puesto en riesgo la continuidad de la coalición. Aseguran estos ministros que en Sumar «han cumplido su papel» con sus críticas a una parte del paquete. Sostienen, sin embargo, que han apoyado el resto de medidas del plan, relativas a la mejora de las condiciones de las Fuerzas Armadas o el plan específico para la ciberseguridad. «Ellos están en su línea, pero la posición de los socios de Gobierno ha sido muy leal», insistía esta misma fuente.
Sin riesgo de ruptura
No hay, por tanto, ningún riesgo de ruptura en la coalición por las distintas visiones que conviven sobre el gasto en defensa. “Es lógico”, señala una ministra del núcleo duro de Sánchez. “Pero tampoco han sido tan duros. Entre otros motivos, porque este aumento de estas partidas no va a competir con las iniciativas sociales”, añade. Las objeciones al plan de seguridad, que durante la reunión del Consejo de Ministros fueron verbalizadas, según fuentes presentes en la reunión, por el titular de Cultura, Ernest Urtasun, obedecen a la posición tradicional del socio minoritario. Pero también, explican los socialistas, a la “presión” que ejerce Podemos sobre Sumar.
Los morados reaccionaron con dureza al anuncio de Sánchez. Su secretaria general, Ione Belarra, llamó incluso a rebelarse con la misma contundencia que en 2003. “Quiero pedir a los 20 millones de personas que se movilizaron contra la guerra de Irak que vuelvan a hacerlo”, dijo Belarra. Pero los ministros socialistas desdeñan esa comparación y anticipan que las manifestaciones en contra del aumento del gasto militar, si finalmente se producen, serán minoritarias. “La gente sabe perfectamente que esto es lo que tenemos que hacer en un contexto tan complicado como el actual”, señala un integrante del Ejecutivo.
Otro miembro destacado del Gobierno también se esforzaba en reducir el impacto del choque en el Gobierno, advirtiendo que «desde el principio de la coalición saben que esa carpeta es del presidente», apuntan. El paquete, continúan, incluye «todo lo que demandaban», poniendo especial énfasis en su insistencia de que no conllevara recortes del gasto social.
Estas consideraciones van en línea de las que hizo el propio Pedro Sánchez este martes desde el Palacio de la Moncloa, donde redujo estas diferencias a «matices»: «Tenemos una discrepancia en este punto, pero hemos gestionado esa discrepancia, yo creo que desde el respeto y desde el diálogo», defendió, rechazando cualquier trascendencia a la posición expresada por el ala minoritaria.
«Somos partidos diferentes» y «tenemos cada uno nuestras diferencias», dijo, antes de asegurar, en contra de la versión de Sumar, que «existe un consenso entre ambos socios en la mayoría de los puntos del plan». Afirmó, además, que compartían el «el objetivo fundamental de mejorar la vida de los españoles».
Las tensiones en la izquierda
El incremento del gasto militar ha generado en los últimos meses fuertes tensiones en Sumar, ante la ofensiva iniciada por Podemos, que trata de apropiarse la bandera antibelicista y anti OTAN que desde los años 80 perteneció a Izquierda Unida. El partido de Antonio Maillo presionó a Yolanda Díaz para que endureciera sus posiciones dentro del Gobierno. Finalmente, Sumar accedió a tomar distancia con el ala socialista del Gobierno y llegó a pedir en el Congreso la salida de España de la OTAN y el rechazo al plan europeo de rearme.
Este martes, Díaz volvió a dar un golpe sobre la mesa y presentó sus quejas en la reunión de Gobierno. El texto de observaciones, al que ha tenido acceso EL PERIÓDICO, venía firmado por la vicepresidenta segunda, pero fuentes presenciales apuntan a que quien defendió las posiciones del ala minoritaria de la coalición en el Consejo de Ministros fue el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, un perfil diplomático que mantiene buena sintonía con el ala socialista del Gobierno.
El texto presentado por Sumar aseguraba que el plan de defensa contenía un gasto «exacerbado» y denunciaba la falta de «consenso» dentro del Gobierno. Argumentaba el rechazo a esta subida en «no estar motivada ni ajustarse a un análisis exhaustivo de necesidades».Especialmente críticos se mostraban con la partida destinada a la compra de armamento, que supone el 18,75% de los 10.471 millones de euros, criticando la ausencia de «precisión» sobre adónde irían las inversiones y advirtiendo de los riesgos que supondría para la política exterior: «Resultaría inadmisible la compra de cualquier material bélico a Israel», señala Sumar, censurando «su actividad de genocidio del pueblo palestino» y recordando que tiene bajo su propiedad varias patentes de material bélico.
Más allá del escrito, Díaz ha evitado pronunciarse sobre el asunto pese al acto que tuvo este martes. Quien sí se ha pronunciado ha sido el coordinador federal de IU, Antonio Maíllo, que fue más allá en sus críticas, y denunció que se trataba de una «decisión unilateral por parte del PSOE y del presidente Pedro Sánchez».
Además, el líder de IU cargó contra los socialistas por ser una medida que «no se ha deliberado previamente, ni se ha debatido en el Consejo de Ministros, ni está dentro del acuerdo de investidura ni responde al espíritu del gobierno con el que se constituyó en 2023». En un tono muy duro, Maíllo decretó que el plan de defensa «nos instala en una lógica de guerra», en una expresión que parece aproximarse más a Podemos que a la vicepresidenta segunda del Gobierno.