El Fondo Monetario Internacional ha revisado al alza la cifra de crecimiento para España 0,2 puntos porcentuales hasta el 2,5% para 2025 y de un 1,8% para el próximo 2026. El organismo señala que España se desmarca de las grandes economías avanzadas. «Las previsiones para 2025 incluyen importantes revisiones a la baja para Canadá, Japón y Reino Unido y una revisión al alza para España», recoge el documento. La institución prevé que el crecimiento de la zona euro disminuya ligeramente hasta un 0,8% en 2025 antes de volver a repuntar hasta el 1,2% en 2026 debido al aumento de la incertidumbre y los aranceles. En el caso de Estados Unidos se prevé una caída del crecimiento hasta el 1,8%, un punto menos que en 2024 como resultado de una mayor incertidumbre política, las tensiones comerciales y unas perspectivas de demanda más débiles, debido a un crecimiento del consumo más lento de lo previsto. Sin embargo, el FMI aclara en su último informe que se han tenido en cuenta el impacto de los aranceles para la actualización de las previsiones de crecimiento.
El FMI destaca que las fuerzas que apoyan el repunte de crecimiento de la zona euro en 2026 es el aumento de los salarios reales y la relajación prevista en Alemania tras las reformas que permitirán endeudarse más. La institución señala que dentro de la región, la situación de España contrasta «con la lenta dinámica de otros países». «La previsión de crecimiento de 2025 para España es del 2,5%, lo que supone un alza de 0,2 puntos porcentuales con respecto a la actualización de enero de 2025. Esto refleja un crecimiento mejor del estimado en 2024 y la actividad de reconstrucción de las inundaciones», recoge el informe.
La institución expone que la zona euro ha experimentado un repunte cíclico, pero la demanda interna ha sido moderada, con la excepción de Alemania, el crecimiento del consumo puede haber tocado techo. «La débil confianza de los consumidores y la elevada incertidumbre han aumentado el ahorro de las familias, lo que ha lastrado el consumo. La actividad manufacturera se ha mantenido débil debido a la persistente subida de los precios de la energía, mientras que los servicios han sido el principal motor de crecimiento, contribuyendo a la divergencia entre los países europeos, en particular los que dependen más de estos sectores, es significativa la brecha que se ha abierto entre Alemania y España», expone el documento.
En línea con las previsiones de Banco de España y el Gobierno
Las previsiones del FMI están ligeramente por debajo de las que manejan el Banco de España y el Gobierno. En el caso del Ejecutivo, se ha estimado un crecimiento del 2,6% para el próximo año porque prevé que la inversión se recupere este año, que el consumo privado continúe al alza y que el mercado laboral continúe creando más de un millón de empleos en dos años. El Gobierno revisó su previsión después de que se conocieran los datos de cierre de 2024. Mientras que la zona euro se quedó estancada en la recta final del año y en el acumulado de 2024 solo se anotó una subida del 0,7%, España avanzó un 0,8% trimestral y un 3,2% en el año, unas cifras que fueron mejores de lo esperado y llevaron al Ejecutivo a modificar sus proyecciones.
Por su parte, el Banco de España ha elevado del 2,5% al 2,7% su previsión de crecimiento en la economía española para 2025, aunque advierte de que en su nueva proyección, publicada el pasado 11 de marzo, en la que no ha tenido en cuenta ni las tensiones geopolíticas que dominan el panorama mundial ni el incremento de aranceles que Estados Unidos ha llevado a cabo. Tampoco se ha tomado en cuenta el mayor gasto en defensa que se está anunciando en la UE y en España para los próximos años, por la falta de concreción que aún existe al respecto. «No sabemos ni qué aranceles van a subir, ni cuánto, ni a qué producto, ni durante cuánto tiempo, ni cuál será la respuesta de los países afectados», señaló el director general de Economía del Banco de España, Ángel Gavilán, para resumir la dificultad de introducir esta política comercial en su modelo predictivo. Además, ha subrayado que los efectos de la incertidumbre tardan aproximadamente un año en llegar a la economía, en forma de menor actividad.
Fiscalidad más endurecida
Respecto a las proyecciones de política fiscal, el FMI espera que los gobiernos de las economías avanzadas endurezcan su política entre 2025 y 2026, y en menor medida, en 2027. En Estados Unidos, la previsión es que el equilibrio fiscal estructural de las administraciones públicas en relación con el PIB mejore en un punto porcentual para este año, pero no se espera que la deuda pública se estabilice, sino que aumente del 121% hasta el 130% de cara al 2030.
Al mismo tiempo, se espera que tanto la Reserva Federal (Fed, por sus siglas en inglés) y el Banco Central Europeo (BCE) continúen recortando los tipos de interés a lo largo del ejercicio actual, si bien a diferentes velocidades. Mientras que en Estados Unidos se espera que la Fed rebaje los tipos hasta el 4% para finales de año y alcance el equilibrio en el 2,9% para el 2028, en el caso del BCE los tipos verán un recorte de 100 puntos porcentuales hasta llegar al 2% para mediados del 2025.
Riesgos a la baja y al alza
La escalada de las medidas arancelarias y la prolongación de la incertidumbre en la política comercial, la volatilidad y las correcciones que se han vivido en las últimas semanas, la presión de mantener los tipos de interés altos durante un largo periodo de tiempo y el aumento del descontento social -como el mayor coste de la vivienda en las ciudades-, el aumento de los retos en la cooperación internacional y las carencias en la mano de obra son los mayores retos identificados por el FMI para los próximos años, aunque en menor medida. Sin embargo, el organismo internacional también ha recopilado una lista de riesgos al alza. Son la próxima generación de los acuerdos comerciales, la mitigación de los conflictos, el momento de reforma estructural y el crecimiento de máquinas que utilicen inteligencia artificial.