El Día de la Tierra 2025, que se celebra hoy bajo el lema «Nuestro Poder, Nuestro Planeta», establece la meta crítica de triplicar la generación renovable global para 2030, una oportunidad histórica para mejorar la salud global, fomentar la equidad energética y desencadenar lo que algunos visionarios llaman una «revolución humanitaria»
El 22 de abril de 2025 marca una fecha significativa en el calendario ambiental: el 55º aniversario del Día de la Tierra. Esta jornada, reconocida globalmente como un momento para la reflexión y la acción en favor de la protección de nuestro planeta, adopta en esta edición el lema «Nuestro Poder, Nuestro Planeta». Lejos de ser una mera consigna, este lema encapsula un llamado urgente y ambicioso: la necesidad de triplicar la generación mundial de energía renovable para el año 2030.
La celebración, que moviliza anualmente a cerca de mil millones de personas en 192 países, busca consolidar una alianza global que involucre a gobiernos, empresas y ciudadanos en la implementación de medidas efectivas para la conservación ambiental.
El foco en las energías renovables responde a la evidencia científica sobre la crisis climática y los devastadores efectos de la dependencia de los combustibles fósiles. Estos no solo son los principales impulsores del calentamiento global a través de la emisión de gases de efecto invernadero, sino que también tienen un impacto directo y perjudicial sobre la salud humana y la integridad de los ecosistemas.
Las energías renovables, que provienen de fuentes naturales virtualmente inagotables como el sol, el viento, el agua (hidroeléctrica y mareomotriz) y el calor interno de la Tierra (geotérmica), se presentan como la piedra angular de la solución. Su principal ventaja radica en que su generación no produce emisiones contaminantes significativas, contribuyendo así a un aire más limpio y a la mitigación de enfermedades respiratorias y cardiovasculares asociadas a la polución atmosférica.
Como afirmó Denis Hayes, organizador del primer Día de la Tierra en 1970, la idea de que solo los combustibles fósiles pueden satisfacer la demanda energética global es una falacia; de hecho, predice que, para la década de 2030, la energía solar será la mayor fuente de generación eléctrica del planeta.
Transición energética
Esta transición energética no es una visión futurista, sino una realidad en pleno desarrollo. La tecnología para capturar y almacenar energía de fuentes limpias es cada vez más eficiente y accesible. En la primera mitad de 2023, por ejemplo, las renovables ya supusieron el 25% de la electricidad generada en Estados Unidos, y existen proyecciones optimistas que sugieren que podrían cubrir hasta el 90% de las necesidades energéticas del país en una década.
A nivel global, cerca de cincuenta naciones, incluyendo potencias económicas y países con geografías diversas como Canadá, Suiza, Brasil, Nueva Zelanda y los países escandinavos, ya obtienen más de la mitad de su electricidad de fuentes renovables. Islandia, con un asombroso 99,99% de generación renovable, sirve como faro de lo que es posible alcanzar. Incluso se contempla la posibilidad de que un país de la escala de Estados Unidos pueda satisfacer el 100% de sus necesidades energéticas con fuentes limpias para 2035.
El objetivo de triplicar la capacidad renovable para 2030, impulsado por organizaciones como EARTHDAY.ORG, es sin duda ambicioso, pero se considera alcanzable si se produce una movilización global coordinada. El lema «Nuestro Poder, Nuestro Planeta» resalta precisamente la importancia de la acción colectiva. Kathleen Rogers, presidenta de EARTHDAY.ORG, enfatiza que esta transformación «requiere la voz y la participación activa de cada ciudadano». Se insta a las personas a abogar ante sus líderes locales y nacionales por políticas que aceleren la adopción de renovables, a explorar alternativas energéticas sostenibles para sus hogares y comunidades, y a formar parte de un movimiento que trasciende fronteras y divisiones políticas.
Más allá de los beneficios ambientales y climáticos, la apuesta por las renovables representa una oportunidad para una transformación social profunda. Se habla de una potencial «revolución humanitaria», ya que por primera vez en la historia existe una vía tecnológica para proporcionar energía abundante y de bajo coste a escala global.
Responsabilidad compartida
Esto es especialmente relevante para los aproximadamente 3.800 millones de personas que actualmente viven por debajo del «Mínimo Energético Moderno», un umbral de consumo eléctrico por debajo del cual es difícil escapar de la pobreza. El acceso universal a energía limpia puede mejorar drásticamente la calidad de vida, la salud y las oportunidades económicas de miles de millones de personas.
En su 55ª edición, el Día de la Tierra 2025 nos recuerda que la protección del planeta es una responsabilidad compartida y que la transición hacia un futuro energético limpio, justo y sostenible está a nuestro alcance. La energía para lograrlo reside en la acción decidida y conjunta de todos los habitantes del planeta.