Durante los 12 años del papado de Francisco, la diócesis de Ávila ha pasado por tres obispos distintos. Comenzando por Mons. Jesús García Burillo, Pastor abulense en aquel 2013 en el que el Cardenal Bergoglio fue elegido Papa, hasta nuestro obispo actual, Mons. Jesús Rico, que ya se ha pronunciado sobre el fallecimiento del Pontífice.
Compartimos las impresiones de quienes han sido nuestros Pastores durante estos 12 años.
«Siempre empezaba diciendo: ‘¿Y mi amigo Julio?’»
Con profundo pesar y gratitud, el obispo emérito de Ávila ha recordado la figura del Papa Francisco tras conocerse la noticia de su fallecimiento. En una emotiva entrevista, don Jesús expresó: «Mi sentimiento es un sentimiento de tristeza y a la vez de acción de gracias. De tristeza porque se nos ha ido el Padre», aunque añadió que también era momento de agradecer: «Gracias, Padre, por este Papa que nos has dado.»
Durante su etapa como obispo, don Jesús tuvo varios encuentros con el pontífice, aunque guarda con especial cariño el vivido en la visita Ad Limina: «Él se sentó con los obispos de la región y de tú a tú, durante casi dos horas y media, nos estuvo hablando con mucha paz, mucha sabiduría y también con anécdotas, porque era muy simpático.»
Pero si hay algo que el obispo emérito no olvida es la cercanía que el Papa mostró con él de forma muy personal: «Siempre empezaba diciendo: ‘mi amigo Julio’ (en referencia a un abulense, amigo personal del Papa, de quien siempre preguntaba en cualquier visita de alguien de Ávila.
Desde la diócesis de Ávila se le invitó en varias ocasiones, especialmente en el año 2015 con motivo del quinto centenario del nacimiento de Santa Teresa. Sin embargo, el viaje nunca llegó a realizarse. «El Papa sonreía siempre, pero no contestaba. Lo que se ha dicho públicamente muchas veces es que su agenda estaba muy apretada y que priorizaba las visitas a comunidades más pobres o necesitadas, también por su situación social o migratoria. Además, miraba
preferentemente hacia Oriente, donde sentía que podía estar el futuro de la Iglesia.» Don Jesús reconoce que «es una espinita que tendremos ahí.»
Aun así, insiste en que el Papa «no ha estado en Ávila, pero no ha dejado de estar.» Prueba de ello fue su implicación con el mensaje teresiano y el regalo de los años jubilares: «Nos hizo el gran regalo del año jubilar periódico. Eso significa renovación espiritual, pero también grandes efectos sociales para toda la provincia.»
Entre los recuerdos más entrañables, destaca también la carta autógrafa que Francisco le escribió al término de su servicio en Ciudad Rodrigo: «No me lo esperaba. Me daba las gracias por un servicio difícil y decía que no había dos sin tres. Yo le pedí que ese tres consistiera en quedarme en Ávila… y así ha sido.»
Al hacer balance de su pontificado, don Jesús no dudó en destacar dos de sus principales líneas maestras: «Ha sido el Papa que ha promovido la Iglesia en salida y la Iglesia sinodal.» Recordó que en su exhortación Evangelii Gaudium, Francisco lanzó una invitación a evangelizar el mundo de hoy, y añadió: «Ha sido capaz de meter a toda la Iglesia dentro del Sínodo de los Obispos. Quiere una Iglesia en la escucha del Espíritu Santo y en la escucha de los demás.»
Para el obispo emérito, el legado del Papa Francisco perdurará: «Ha sido un pontificado tristemente sentido, pero gozosamente vivido para la vida de la Iglesia.»
«Siempre empezaba diciendo: ‘¿Y mi amigo Julio?’»
Con dolor “pero con mucho agradecimiento” se manifestaba también Mons. Gil Tamayo, obispo de Ávila entre 2018 y 2022. Al Papa que le hizo obispo, primero de nuestra diócesis, y después arzobispo de Granada, no tiene “nada más que motivos para agradecer su ministerio, su vida, que ha estado en servicio de la Iglesia”.
Fueron varias las ocasiones en las que Don José María tuvo ocasión de reunirse con el Papa Francisco durante su episcopado en la sede abulense, incluida la última Visita Ad Limina. Sin embargo, ha querido recordar con cariño y emoción un momento de cercanía con el Papa, que no había contado públicamente hasta ahora: “Cuando estaba muy enfermo también, al sufrir el COVID en el hospital de Ávila, me llamó y me dijo: ‘no tienes permiso mío para marcharte’. Después, cuando fui a verle por primera vez acompañado del presidente de la Diputación y del alcalde de Ávila, le dije: ‘Santo Padre, ahora creo en el poder de la llave dado por San Pedro, y usted es su sucesor, porque no me he ido para arriba’.
Para Mons. Gil Tamayo, el Papa Francisco ha sido “el Papa de la alegría permanente”. “Si tengo que quedarme con algo es lo que me dijo la última audiencia privada hace poco más de un mes, cuando me dijo: ‘No pierdas nunca el buen humor’.
Desde esa alegría del anuncio del Evangelio “ha proyectado todo su ministerio entre nosotros”, explica el actual Arzobispo de Granada, quien considera que la
exhortación Evangelii Gaudium ha sido la carta programática para la Iglesia en el papado de Francisco. Un papado marcado por “la caridad, el compromiso con los más pobres” como el gran argumentario de la Iglesia. “Ha levantado la voz por quien no puede levantarla. Por los más pobres, los inmigrantes, los desplazados. Ha sido el hombre que ha proclamado la verdad del Evangelio en el anuncio de la caridad fraterna y separable del amor de Dios y nos ha mostrado sus devociones, esa devoción entrañable en San José, esa devoción entrañable siempre a la Virgen, nuestra madre, a la que visitaba como Salus Populi Romani en la Basílica de Santa María de la Mayor, donde ha elegido su sepultura, el amor entrañable a la madre”.
Agradecía D. José María, el “cariño entrañable” que siempre le ha demostrado el Papa con sus mensajes, con sus cartas, así como por todo su interés por el pueblo de Dios “que nos ha contagiado”. Un recuerdo agradecido del Papa Francisco, hecho oración, que, espera, “sea al mismo tiempo coger el testigo de su legado”.