Piatri, Verstappen y Leclerc, tras la carrera en Arabia / @F1
“Fue una carrera aburrida. Los neumáticos son demasiado duros y la estrategia de una sola parada es fácil para todos, lo que no ayuda al espectáculo». La frase es de George Russell, que asume con naturalidad lo que todos los aficionados a la Fórmula 1 están intentando digerir.
Pirelli y la Fórmula 1 se encaminan hacia un ‘mundo perfecto’, sin sobresaltos, como los reventones del pasado o los finales de alta tensión propiciados por las estrategias y la degradación. El problema es que tanta excelencia, a menudo, resulta soporífera.
El Mundial arrancó show en Australia, aunque fue por influencia de la meteorología. La lluvia en Melbourne llevó a cometer errores incluso a Oscar Piastri, el nuevo líder del campeonato, que no ha vuelto a fallar desde entonces. El triunfo de Norris fue un espejismo.
China estrenó el formato sprint confirmando los peores augurios para este tipo de carreras, sin apenas recompensa y sin interés ni para los propios pilotos. Tampoco el domingo mejoró demasiado las expectativas. Ganó Piastri desde la pole.
En Japón, la exhibición de Max Verstappen añadió algo de ‘picante’, aunque ni el empeño del campeón por destruir el monopolio de McLaren alivió a los sufridos fans de la categoría reina del automovilismo.
Bahrein y Arabia fueron más de lo mismo. Piastri, con una eficiencia que este año supera el 90%, hizo lo necesario para ganar, sin estridencias. El piloto más frío y menos carismático de la parrilla atacó cuando fue necesario, en la salida, dejó un destello de su enorme clase con un adelantamiento de vértigo a Hamilton y luego se limitó a conducir a la defensiva hasta el final. Tres de cinco y continuamos para ‘bingo’.
La F1 ha introducido una novedad en el GP de Mónaco, que obligará a los pilotos a efectuar al menos dos paradas durante la carrera. Viendo que otros circuitos donde eso era lo habitual han pasado sin remedio a replicar el antiguo esquema del Principado, quizá los señores de Liberty deberían empezar a planteárselo como norma general. El Mundial necesita urgentemente una pócima que lo reanime.