El despliegue de bomberos forestales realizado por la Generalitat Valenciana el día de la dana y posteriores para atender la emergencia fue menor del que ha venido informando el gobierno valenciano. El Consell reconoce que el 29 de octubre sólo activó seis unidades para trabajar en la zona de la dana (cinco en Utiel y una en Chiva) de las 56 disponibles en toda la Comunitat Valenciana, que sumaron un total de 36 profesionales movilizados. Entre las funciones principales de estos equipos, cabe recordar, está la vigilancia de los cauces de los barrancos para medir su caudal, tal como establece el Plan de Inundaciones autonómico.
Sin embargo, según ha podido averiguar Levante-EMV a través de otros datos aportados por la propia Conselleria de Emergencias a preguntas de la diputada del PSPV Alicia Andújar, cinco de estos seis equipos movilizados estaban incompletos. Esto reduce a 30 la cifra de bomberos forestales terrestres enviados por la Generalitat para monitorizar la situación.
Barranco del Poyo a su paso por Picanya el 29 de octubre a las 13.00 horas. / M. A. Montesinos
Además, el Consell tampoco echó mano ese día —ni ninguno de los posteriores, cuando había serios problemas con las comunicaciones y el abastecimiento de las zonas más afectadas— de ninguna de las seis unidades helitransportadas de los bomberos forestales de las que dispone (dos bases en cada provincia), que permanecieron en tierra y sin realizar ningún servicio ligado a la emergencia ni el día D ni posteriores pese a contar con el aval de Aviación Civil.
Ninguno de los equipos con helicóptero operaron en tareas de rescate o de apoyo logístico. Alguna unidad, como la de la base de Siete Aguas, podría haber llegado a Utiel en menos de diez minutos, aseguran fuentes conocedoras de la situación. Pero no se les movilizó. Solo consta un vuelo al centro de l’Eliana el 30 de octubre para recoger un grupo electrógeno y otro de reconocimiento el 1 de noviembre para el secretario autonómico, Emilio Argüeso, y el director general Alberto Martín.
Estos helicópteros, pese a no ser de rescate, podrían haber sido muy útiles para hacer llegar víveres básicos a zonas incomunicadas, para transportar sanitarios o equipos de salvamento o incluso para localizar posibles personas atrapadas y dar aviso a otras aeronaves equipadas para rescates, destacan varias fuentes consultadas.
A Utiel sin un tercio del equipo
Las unidades terrestres tampoco se utilizaron en todo su potencial. Los seis equipos enviados a trabajos relativos a la dana debían contar con cinco bomberos forestales (un jefe, un subjefe y tres especialistas) más un conductor de autobomba, el encargado de pilotar este vehículo de mayor potencia y muy efectivo en situaciones extremas como la vivida el 29-O por su capacidad para acceder a lugares críticos.

El barranco de Massanassa a las 14.58 del 29-O, aguas abajo del medidor del Poyo que a esa hora marcaba 40 m3/s. / Toni Morellà
Pero cinco de ellos estaban infradotados de personal. La única unidad desplegada a la zona de la emergencia con sus miembros al completo fue la de Chelva, destinada a Utiel a las 16.18 horas. Las otras cinco se activaron pese a disponer de menos personal, lo que conlleva un mayor riesgo para los trabajadores y también una menor efectividad en sus actuaciones. Los protocolos de seguridad están diseñados para que dos de ellos se dediquen a tareas de supervisión de la seguridad.
Una de las unidades, la de Villargordo, fue activada para actuar en Utiel a las 16.35 con sólo cuatro bomberos forestales: el conductor de la autobomba y tres efectivos más, un 33% menos de profesionales para afrontar una situación ya muy complicada. Dos minutos después Emergencias moviliza otra unidad, desde Titaguas, que según los documentos no contaba con conductor de la autobomba.
Sin ojos aguas abajo
Las restantes se movilizaron con cinco integrantes, uno menos de lo previsto. Entre ellas, la que Emergencias ordenó que se desplegara en Chiva para vigilar el barranco del Poyo poco antes de las 13.00 horas y que retiró escasos minutos después por orden del jefe del operativo, José Miguel Basset. Argüeso declaró ante la jueza que no supo de este repliegue.

El barranco de Horteta, en Torrent, a las 13.23 horas del 29-O. Se observa un medidor visual que marca unos 40 centímetros de altura del agua. / Levante-EMV
Todas las salidas se ordenan por orden de Basset y se producen una vez Emergencias ya ha decretado la alerta hidrológica en el río Magro y en el barranco del Poyo, a partir de las 12.56 horas. A esa hora el Poyo ya bajaba cargado a su paso por Picanya, como se observa en fotografías tomadas a esa hora y que se adjuntan en la información.
En ese punto, el Poyo se ha alimentado de otros afluentes como el barranco de l’Horteta, que recogió las precipitaciones caídas en la zona Turís, uno de los puntos negros, y que confluye en Torrent. Esta situación solo se podía comprobar visualmente, ya que el único punto de medición de aforo de la CHJ está situado aguas arriba, en Riba-Roja, por lo que no mostraba el caudal real que portaba el barranco una vez ya se han producido esas confluencias.