El Domingo de Resurrección vuelve a llenar de luz las calles del centro de Alicante. Tras el recogimiento del Sábado de Gloria, la ciudad despertó al ritmo de la música para celebrar uno de los actos más simbólicos y esperados de la Semana Santa alicantina.
Santísimo Cristo Resucitado
Poco después de las nueve las puertas de la Concatedral de San Nicolás se abrieron para dejar paso al Santísimo Cristo Resucitado. La imagen, completamente restaurada el año pasado, inició su recorrido entre el sonido de los tambores. La imagen, símbolo de esperanza, desfiló por las calles del Casco Antiguo entre incienso y aplausos.
El Resucitado recorrió un itinerario que lo llevó hasta la plaza del Ayuntamiento, pasando por la calle San Nicolás, Mayor y la plaza de la Santísima Faz. A su llegada a la plaza del Ayuntamiento, el trono quedó frente al edificio consistorial, aguardando la llegada de la Virgen de la Alegría.
Nuestra Señora de la Alegría
Desde el Convento de las Monjas de la Sangre partía a las 11:00 horas la Gloriosa Hermandad de Nuestra Señora de la Alegría. Su recorrido arrancó con una danza tradicional acompañada por dolçaina y tabal, que marcó el carácter de esta hermandad nacida en el entorno de las Hogueras.
Un niño disfruta durante el encuentro. / Alex Domínguez
Este año, la Virgen luce una saya bordada por el artesano Pepe Espadero, y sobre el trono destacaba un nuevo manto floral, inspirado en el dibujo de una niña ganador de un concurso infantil. Una pieza efímera, cargada de simbolismo, que el año pasado no pudo estrenarse a causa de la lluvia que no dejó celebrar el Domingo de Resurrección.
El paso de la Virgen recorrió las calles San Vicente y Rafael Altamira hasta llegar a la plaza del Ayuntamiento. Allí la esperaban fieles preparados para el momento más esperado del día: el Encuentro.
El Encuentro
En la plaza, el Resucitado y la Virgen de la Alegría se miraron por primera vez en el año.
Este año, además, la celebración llegó con una novedad: por primera vez en los últimos años, los tradicionales aleluyas no se lanzaron desde los balcones del Ayuntamiento, sino desde el edificio municipal contiguo, por precaución tras la caída de un cascote el pasado mes de octubre que obligó a perimetral las torres. Un acto que si bien no restó espectacularidad al momento del Encuentro no fue bien acogido por los presentes, que no pudieron presenciarlo por el cambio de ubicación ni disfrutar de la lluvia de aleluyas.
Eso sí, tras los aleluyas, la Virgen y el Resucitado repitieron Encuentro en la parte central de la plaza del Ayuntamiento, donde despertaron el aplauso de los presentes. Los aleluyas, recuperados en 1997, volvieron a llenar el cielo de papeles de colores y mensajes escritos, reviviendo una antigua tradición del siglo XX que ha vuelto con fuerza gracias al trabajo de las hermandades.
Una despedida en la que resuena la ciudad
Tras el Encuentro, ambas imágenes emprendieron juntas el recorrido por la Explanada y la Rambla, compartiendo una procesión donde la emoción marcó el paso. Al regresar a la Concatedral de San Nicolás, los caminos se separaron: el Resucitado se quedó allí hasta el año siguiente, mientras la Virgen retornó a la Basílica de Santa Maria. En su subida por la calle San Nicolás, volvió a sonar el himno de las Hogueras.