¿Cómo hacer que un bebé se duerma? Esta es una de las preguntas más frecuentes entre madres y padres primerizos. Un desafío capaz de generar muchos quebraderos de cabeza y pocas horas de sueño. Despertares constantes, llantos y métodos que no terminan de funcionar.
El pediatra Carlos González, autor de varios libros sobre crianza, ha hablado recientemente en su pódcast ‘Criando sin miedo’ sobre las cosas que hacen los padres para intentar que sus hijos duerman. «Hay niños que empiezan en la cunita y cuando se despiertan se los pasan a la cama. Hay niños que empiezan en la cama, les dan el pecho, y cuando se duermen los pasan a la cunita. Esas tres formas básicas de dormir se pueden combinar de muchas maneras», introduce el pediatra.
El sueño de los bebés
Los adultos tenemos un sueño monófasico. Un solo descanso nocturno que suele durar entre 6 y 8 horas. En cambio, los bebés presentan un sueño polifásico, muchos periodos cortos de sueño durante todo el día, que suelen ir acompañados de despertares ruidosos; todavía por desarrollar su reloj biológico. «Hay niños que cuando se despiertan y te lo pasas a su cama, te esperas a que el niño se duerma para volverlo a dejar en la cunita. Pero claro, eso te obliga a estar despierto hasta que se duerma el niño y a veces tarda, con lo cual a veces la mamá se queda dormida y entonces el niño ya se queda en la cama con mamá», explica Carlos González.
El pediatra pone una serie de ejemplos: «Hay niños que están en otra habitación y cuando se despiertan mamá le da un codazo a papá para que papá vaya, coja al niño y se lo traiga a la cama de matrimonio. Hay niños que están en otra habitación y cuando lloran, mamá va y les da el pecho o les canta o lo que tenga que hacer hasta que el niño se duerma. Y cuando el niño ya se ha dormido, mamá se vuelve a la cama de matrimonio. Hay mamás que se duerma el niño en la habitación del niño, se han quedado dormidas en el suelo».
La gestión entre padres y madres
«Los niños se pueden despertar mucho sobre todo a partir de los cuatro meses. Típicamente más o menos cada hora y media. Hay papás que están deseando irse a otra habitación, pero a lo mejor no se atreve porque ha oído decir que los padres modernos tenemos que participar en la crianza y no puedo dejar a mi esposa sola ante el peligro», expone González. «Al mismo tiempo es posible que mamá esté pensando: «estaríamos más anchos si papá se fuera a dormir a otro lado»».
Lo más importante para el pediatra es la comunicación, que puede hacer más llevaderas la gestión del sueño de los bebés. «A lo mejor el niño se despierta tanto porque papá ronca o porque papá se mueve, pero a lo mejor tampoco se atreve a decirlo porque ha oído decir que los pobres maridos se sienten desplazados y rechazados si tienen que salirse de la cama porque está la madre con el bebé. De manera que a veces se están fastidiando los dos por no hablarlo, por no llegar a un acuerdo, por no ver con cuál es la mejor solución», concluye Carlos González tras exponer las distintas posibilidades que hay, de las que no recomienda ninguna en concreto.