La Castellón Vacía tiene un sostén que, en muchos pueblos, se ha convertido en la última carta para mantener con vida las localidades. Dicen que cuando un municipio se queda sin bar, algo muy profundo se marchita. Esos últimos años han aparecido unos salvadores inesperados que han llegado desde muy lejos, migrantes que a priori no tienen conexión con la provincia pero que, cuando descubren que aquí puede haber una vida, se lanzan a emprender donde nadie más se atreve.
En la provincia hay 102 municipios con menos de 2.000 habitantes. Mediterráneo ha realizado una radiografía de ellos y ha constatado que 46, casi la mitad, tiene al menos un local regentado por extranjeros. En porcentaje, supone el 45%.Hay al menos 79 negocios en estas condiciones.
La opción mayoritaria
Hay al menos 79 negocios en estas condiciones. Los bares y restaurantes son la opción mayoritaria escogida por los foráneos que deciden coger un negocio en una localidad pequeña de Castellón. Son 50 los locales de este tipo que suben la persiana todas las mañanas para abastecer, entre semana, a los parroquianos de siempre, y los fines de semana a los turistas o ciclistas.
Los negocios de alimentación (hay desde ultramarinos a panaderías, pasando por una frutería) están en segundo lugar, aunque muy por detrás de los bares. Hay ocho de estas tiendas, además de un bazar y el curioso caso del comercio que en Navajas llaman su El Corte Inglés.
Poblaciones con menos de 2.000 habitantes con negocios regentados por extranjeros en Castellón / MEDITERRÁNEO
Por detrás aparecen las casas rurales y pequeños hoteles, un negocio que, por los datos que ha podido recabar este diario, está al alza. Son, que los ayuntamientos tengan contabilizadas, seis de estas iniciativas por toda la provincia. La última de ellas, donde una de las socias es una mujer colombiana, firmó su licitación justo la semana pasada en la Serratella y se dispone a abrir con la ilusión de que el proyecto funcione.
Rumanía, a la cabeza
Los rumanos también son la nacionalidad más activa, después de la española, en la Castellón despoblada. La mayoría de negocios llevados por extranjeros tienen a una persona de Rumanía al frente del mismo. Son 40 los rumanos que se adentran en las sierras para conquistar estos mercados. Incluso en Villahermosa del Río se da la situación especial de que la hija de una pareja rumana que llegó al pueblo hace décadas, ha cogido el bar ahora. La niña llegó con cinco años y ahora, con unos 30, provee al pueblo de un lugar donde reunirse. Los argentinos, con seis establecimientos; y los venezolanos, con cinco, completan este podio de emprendedores.
En cuanto a los pueblos, Montanejos se lleva la palma, con siete negocios (uno de ellos es de los más originales, un chico argentino que ha puesto una empresa de turismo-aventura). También destaca Sant Jordi, con cinco emprendimientos.
El 55% de pueblos sigue sin hallar valientes. «Eso es lo que necesitamos, que alguien venga», dice el alcalde de Cirat, Pascual Salines. Su homólogo de Torrechiva, Esteban Salas, cuenta que una pareja sudamericana lo dejó el pasado verano: «Es una pena, ojalá alguien coja ese bar».
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