Las mascotas forman parte de nuestra familia, y por lo general, su comportamiento es de lo más encantador. Pero a veces cuesta adaptar la conducta del animal a la de los humanos, de ahí las molestias de las que suelen quejarse los vecinos, por ejemplo, por esos dueños que tiene perros que ladran demasiado.
Este es un problema bastante frecuente y que puede resultar difícil de gestionar. Pueden ladrar cuando llegas o te vas de casa, cuando tocan el timbre, cuando quieren jugar… hay muchas situaciones que pueden provocar sus ladridos, pero quizá no sabía que, que lo hagan a ciertas horas te puede costar una multa.
No hay una legislación que se enfoque específicamente en los ladridos, pero sí están contemplados dentro de las normativas locales que regulan la convivencia y en la que estos sonidos son considerados como ruidos molestos, del mismo modo que ocurre con la música alta o las obras.
En la convivencia con vecinos se establecen unas franjas horarias, normalmente desde las 22.00 hasta las 08.00 horas, durante las que se prohíbe generar ruidos. Durante estos intervalos, cualquier sonido que interrumpa la paz del vecindario puede ser objeto de quejas y, en el peor de los casos, de multas.
Fuera de estos horarios, si tu perro ladra de manera ocasional no es motivo de sanción. Sin embargo, si se prueba que se producen de manera continuada, los propietarios podrían recibir una multa.
Para que esto ocurra debe haber recibido una denuncia por parte de uno o más vecinos que deberán presentar pruebas que respalden que los ladridos han perturbado su calidad de vida de forma reiterada como grabaciones de audio, testimonios o incluso informes que midan los decibelios.
Después las autoridades locales deben realizar una evaluación de la situación para considerar tanto la intensidad del ruido como la duración del mismo. Y finalmente, si se determina que los ladridos son molestos y que ocasionan alteraciones en el bienestar de los denunciantes, se podrá imponer una multa.