Los hermanos Juan Francisco y Jorge Ramos Santana recuerdan que cuando abrieron la primera vez las puertas del antiguo granero del siglo XIX en Juan Grande estaba todo en ruinas. Su experiencia como restauradores forjados a lo largo de varias décadas en ese Sur turístico le vieron las posibilidades que podría tener el lugar.
Ese sudeste azotado por el viento y con una historia detrás de zafras de tomateros, cuarterías, paisajes áridos y de cucañas, que los niños de antes a su paso por la carretera hacia el Sur confundían con los tipis de los indios del oeste americano, tendría un restaurante con grill que llamaría la atención de comensales que buscan lugares donde salir satisfechos de sus comilonas y sobremesas.
Tras una fuerte inversión económica, ambos estaban decididos a convertir el viejo depósito en un lugar de referencia en la gastronomía de Gran Canaria. Las carnes serían su principal protagonista, y como el género sería de primera calidad solo harían falta dos ingredientes, Sal y Brasas, que es el nombre que mantiene desde hace 17 años.
Jorge y Juan Francisco, que también regentan el restaurante del Aeroclub desde hace más de 30 años, necesitaban un equipo de confianza que estuviera al frente de Sal y Brasas. Marcos se haría cargo de los fogones y el grill, y Carmen de la Sala. Al equipo del chef se incorporarían Acorán, Luisa, Jon y Ramón. Al de la jefa de Sala, Óscar, Manolo, Indira, Marcos y Carlos.
Carnes de calidad
Los hermanos Ramos Santana saben que la calidad del género que ofrecen es fundamental para fidelizar a la clientela que llega hasta su local. Por eso los responsables de la cocina presentan antes de poner al fuego las carnes elegidas por los comensales. Chuletones y los cochinillos pasan primero por los ojos antes de ponerlo sobre las brasas del carbón.
Fuera de los fogones, Carmen sabe que el servicio en la sala debe estar a la altura de los platos que salen de la cocina. «Les digo a los miembros de mi equipo que desde que la clientela entra al Sal y Brasas hay que tratarla como si fuera de nuestra familia, por eso les pido que sean profesionales y que hagan su trabajo con cariño, el respeto y la atención que se merecen las personas que nos visitan», asegura Carmen. En su trasiego diario entre las mesas de los comedores del viejo granero, también tiene palabras de agradecimiento para los hermanos Ramos, «que me han convertido en la profesional que soy, porque empecé con ellos de cero y me han enseñado todo lo que sé», explica casi añurgada.
La carta
En la carta, los entrantes se reparten entre potajes del día, los enyesques tradicionales canarios como, el gofio escaldado, morcillas de Teror con mermelada, papas arrugadas, quesos, y a los que se añaden gambas al ajillo, carne de cochino fresco frita, croquetas caseras, carpaccio de solomillo con virutas de parmesano, pulpo frito con mojo verde o salteados de gambas con champiñones, entre otras elaboraciones. Tienen un apartado de ensaladas, con tomates canarios, queso tierno y albahaca; de rúcula, queso de cabra y miel de palma, aguacate con gambas y también la de la casa.
Los pescados tienen un lugar destacado en la oferta de Sal y Brasas. Se puede pedir una fritura para dos personas, calamares saharianos, chipirones fritos o a la plancha o bacalao al champán.
En las carnes que preparan a la brasa figuran chuletón de novillo, de ternera lechal, secreto, presa; paletilla, chuletillas o pata de cordero o carrillera de cerdo ibérico, además de entrecots, solomillos y vueltas. También ofrecen en la carta, por encargo, paellas, caldo de pescado, baifo y cochinillo al estilo segoviano.
El equipo de Sal y Brasas destaca que el local ha mantenido como la mejor carta de presentación la calidad de los productos, el servicio que ofrece , «y la relación de calidad precio, lo que hace que para la gente sea atractivo y salga contenta». También se siente orgulloso de tener una clientela fiel durante todos estos años, «que suele traer a otras personas recomendadas ,a las que tenemos la obligación de no fallarles, porque fallaríamos a la filosofía que hemos mantenido estos 17 años de duro trabajo».
Para comidas o celebraciones
- Sal y Brasas está en la avenida de Los Colegios, 19, de Juan Grande. El teléfono para información y reservas es 928 72 83 64.
- El horario es de martes a domingos, de 13.00 a 17.00 y de 20.00 a 23.59 horas. Cierra los lunes.
- Cuenta con tres comedores, uno de ellos para celebraciones familiares o de empresas con capacidad para 150 comensales y salida independiente del resto del edificio.
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