En un verdadero sueño hecho realidad para los especialistas en biología marina, una expedición obtuvo registros fílmicos y fotográficos de una cría de Mesonychoteuthis hamiltoni en actividad y en su ambiente natural. Este calamar gigante, huidizo habitante de las profundidades oceánicas, solo había podido registrarse hasta hoy mediante restos de ejemplares muertos.
Un grupo de oceanógrafos logró filmar y fotografiar por primera vez en la historia un calamar gigante vivo en su hábitat natural, una hazaña que otros equipos buscaron sin éxito durante más de un siglo en los confines del Océano Austral. El registro se concretó cerca de las islas Sandwich del Sur, a unos 600 metros de profundidad, gracias al uso de un dispositivo operado a distancia denominado SuBastian, desplegado desde el buque Falkor del Schmidt Ocean Institute de Estados Unidos.
El ejemplar correspondió a una cría de Mesonychoteuthis hamiltoni, de aproximadamente 30 centímetros de longitud, con un cuerpo casi transparente y tentáculos provistos de ganchos característicos de la especie. Las imágenes representan no solo un logro tecnológico, sino también un salto en la comprensión de una de las criaturas más elusivas y enigmáticas del reino animal.
La tecnología, una ayuda clave
Según una nota de prensa, a bordo del buque Falkor se planificaron inmersiones diarias utilizando a SuBastian, un ROV capaz de descender hasta 4.500 metros y equipado con cámaras 4K, brazos robóticos y sistemas de muestreo avanzados. Hasta el momento, las únicas evidencias de la existencia del calamar gigante o «colosal» provenían de individuos muertos hallados en estómagos de cetáceos o atrapados en redes de pesca, pero jamás de uno vivo en su entorno natural.
La cría de Mesonychoteuthis hamiltoni se mostró deslizándose lentamente entre columnas de agua oscura, con su cuerpo frágil y casi translúcido. Los ganchos en sus brazos permitieron a los expertos confirmar la especie sin necesidad de captura física. Además, SuBastian había registrado previamente a otras especies nunca vistas en libertad, como Spirula spirula en 2020 y Promachoteuthis en 2024, demostrando la versatilidad del dispositivo en la exploración de las profundidades oceánicas.
Más detalles sobre esta fascinante y misteriosa especie
Vale recordar que este acontecimiento va de la mano con el centenario de la descripción formal de Mesonychoteuthis hamiltoni, una especie identificada por primera vez en 1925, y constituye un hito en la historia de la biología marina. Según informa New Scientist, otros especialistas en cefalópodos analizan ahora el comportamiento de la cría registrada, para comprender mejor su ciclo de vida y estrategias de alimentación en un hábitat extremo.
El registro visual permite estudiar rasgos morfológicos únicos, como la conformación de sus tentáculos y cromatóforos, algo que no puede conseguirse con los datos limitados obtenidos de ejemplares muertos. Los hallazgos abren el camino para futuras investigaciones centradas en ejemplares juveniles y adultos, esenciales para desentrañar los patrones migratorios y reproductivos de esta especie de calamar gigante.