La procesión penitencial del Encuentro en Benavente esquivó la lluvia. Es la más madrugadora de las marchas procesionales de Benavente y tiene por titular a la Cofradía de Jesús Nazareno. Este año la salida y entrada por la puerta principal de la iglesia de Santa María no estuvo exenta de anécdotas. El Nazareno perdió la corona, mientras que, a su regreso, la entrada de la Virgen hizo temer la caída de la imagen, aunque solo quedó en una anécdota.
Entrada de Jesús Nazareno en la iglesia de Santa María. / E. P.
Lo más destacado de la procesión fue sin duda el respeto y devoción que cofrades y devotos mostraron durante todo el recorrido por las calles céntricas de Benavente, en que se fue rezando un Vía Crucis. Varios cofrades portaron grandes cruces de madera cargadas a hombros, como Cristo lo hizo camino del Gólgota. Algunos por promesas realizadas lo hicieron descalzos.
La entrada de la procesión del Nazareno en Plaza Mayor. / E. P.
Finalizó el momento sagrado y las imágenes de Jesús Nazareno y la Virgen de los Dolores, la Dolorosa de Bobillo, comenzaron su andanza por distintos recorridos. Jesús tomó el camino por La Rúa, solemne y sereno, mientras su Madre avanzaba por la calle de los Herreros, llevada entre oraciones y cánticos de fe.
La Dolorosa en su recorrido por Herreros. / E. P.
El Santo Vía Crucis marcó las paradas de cada uno de los pasos y un manto de recogimiento acompañó ambas procesiones hasta llegar a la Plaza Mayor.
Llegó el momento culminante de la procesión en la Plaza Mayor. Solo se escuchaba contar “un, dos, tres” al encargado de dirigir el paso de la Virgen para que los cargadores hicieran lo posible para representar las distintas venias a Jesús en el reencuentro con su Madre.
En encuentro en el centro de la Plaza Mayor. / E. P.
Desde allí la procesión continuó por San Juan con las dos imágenes en una misma procesión hasta llegar a Santa María. Siguió después el momento fraternal de los cofrades en torno a un especial desayuno.
