Naim Qassem, jefe de Hezbolá, advirtió que su grupo no permitirá que se le arrebaten las armas, mientras Estados Unidos exige al gobierno libanés que someta al movimiento apoyado por Irán. La amenaza coincide con los continuos ataques israelíes contra miembros de la organización en el sur del Líbano.
Durante una entrevista en una televisora vinculada al grupo, Qassem calificó como inadmisible la posibilidad de un desarme. Según él, el concepto debe desaparecer por completo del vocabulario nacional. También expresó disposición para debatir una estrategia defensiva, aunque descartó hacerlo bajo la presión de la ocupación israelí.
El líder chií exigió la retirada inmediata de Israel del sur del Líbano y reclamó al Estado libanés que asuma tareas de reconstrucción. Poco antes, otro alto cargo de Hezbolá, Wafic Safa, ratificó que el grupo no entregará sus armas mientras continúe la presencia israelí y los ataques en territorio libanés.
Safa rechazó que se trate de una simple cuestión de desarme, e interpretó como una estrategia de defensa la propuesta del presidente Joseph Aoun, quien en enero prometió que en 2025 solo el Estado poseerá armamento. La postura de Hezbolá ya fue comunicada al mandatario, según el propio Safa, considerado parte del ala más radical del movimiento.
La tensión se intensificó el viernes tras la muerte de dos integrantes de Hezbolá en ataques con drones israelíes. Uno de los objetivos fue Muhammad Abdullah, responsable de las redes de comunicación del grupo al sur del río Litani. El ejército israelí justificó el ataque señalando que las acciones recientes de Hezbolá violan acuerdos previos y amenazan la seguridad nacional.
Escenas posteriores al ataque mostraron a las fuerzas de seguridad custodiando la zona donde quedó destruido el vehículo de Abdullah, envuelto en llamas. Más tarde, otro agente de Hezbolá murió en Ayta ash-Shab tras ser alcanzado por un dron, según el ejército israelí, que lo acusó de participar en actividades terroristas.
El día anterior, otro ataque israelí en Blida acabó con la vida de Ali Ibar al-Nabi Khadi, subcomandante de las fuerzas de Hezbolá en la región de Mhaibib. Según el acuerdo de alto el fuego firmado el 27 de noviembre, el grupo debía retirarse del sur del país, mientras que Israel conservó derecho a actuar contra amenazas inminentes. A pesar de ello, cinco áreas estratégicas siguen bajo control israelí.
la guerra se reactivó tras los ataques de Hezbolá contra el norte de Israel iniciados el 8 de octubre de 2023, un día después de la incursión de Hamás en territorio israelí que dejó más de mil muertos y cientos de rehenes. Desde entonces, los enfrentamientos han causado la evacuación de decenas de miles de israelíes y derivaron en la invasión israelí del Líbano en septiembre.
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