El B-21 supera al B-2 en todo: Northrop rediseña el bombardeo

El B-21 Raider superará al B-2 en sigilo, eficiencia y costos, marcando una nueva etapa en la disuasión estratégica de la Fuerza Aérea.

B-2 Spirit: legado estratégico frente a sus limitaciones tecnológicas

El B-2 Spirit, aún en servicio activo, representa un componente esencial de la disuasión nuclear estadounidense. Introducido a finales del siglo XX, fue el primer bombardero stealth operativo con un diseño de ala volante y recubrimiento especial para reducir su firma de radar. A pesar de sus capacidades, la Fuerza Aérea ya planea su retiro progresivo ante la llegada del B-21 Raider.

En su diseño original, el B-2 se adaptó para misiones a baja altitud por preocupaciones relacionadas con las defensas soviéticas, lo que derivó en un borde trasero dentado que comprometió su aerodinámica y visibilidad al radar. Las entradas de aire del modelo también presentan vulnerabilidades al dejar expuestas las aspas de los motores, una característica que el B-21 evita con un diseño más compacto.

El coste de cada unidad del B-2 alcanza los 2.100 millones de dólares ajustados por inflación, debido principalmente a la complejidad de su mantenimiento. Su recubrimiento RAM requiere reparaciones frecuentes después de cada operación, lo que limita su disponibilidad y eleva los costos operativos.

Actualmente, la USAF opera una flota de 20 B-2, cuyo despliegue requiere hangares climatizados para mantener su capacidad stealth. Esta limitación logística ha sido un factor clave en el desarrollo de su sucesor.

B-21 Raider: diseño compacto con tecnologías optimizadas

Fotografías del nuevo avistamiento del B-21 Raider en vuelo
B-21 Raider en vuelo

El B-21 Raider presenta un diseño más pequeño y eficiente que su predecesor. Con un ala aproximadamente 15% más corta, mejora su capacidad de sigilo mediante entradas de aire empotradas y líneas más suaves que reducen su firma de radar. La eliminación del borde dentado del B-2 representa una optimización clave.

Su estructura incorpora materiales compuestos avanzados y un nuevo tipo de revestimiento RAM más duradero y fácil de mantener. A diferencia del B-2, el Raider permite múltiples misiones diarias sin requerir reparaciones constantes, gracias a mejoras en el recubrimiento y sellado estructural.

El desarrollo del B-21 aplicó las lecciones aprendidas con el B-2, incluyendo un enfoque en la reducción de costos mediante tecnologías comerciales y componentes de producción estándar. Su precio estimado ronda los 700 millones de dólares por unidad, un tercio del valor del B-2.

Aunque gran parte de sus especificaciones siguen clasificadas, se sabe que el Raider ha sido concebido como una plataforma adaptable y preparada para integrar nuevas armas y tecnologías mediante una arquitectura de sistemas abiertos.

Comparativa técnica entre B-2 y B-21: sigilo, carga y eficiencia

  • Firma de radar: El B-21 elimina el borde dentado y mejora el sellado, reduciendo su visibilidad a radares modernos.
  • Revestimiento RAM: Más duradero en el B-21, permite mayor disponibilidad operativa sin mantenimiento constante.
  • Costo por unidad: B-2: 2.100 millones USD (ajustado); B-21: 700 millones USD aprox.
  • Capacidad de carga: B-2: hasta 27,000 kg; B-21: alrededor de 13,500 kg.
  • Alcance: Ambos poseen alcance intercontinental; el B-21 lo logra con motores más eficientes.

Diferencias en capacidad de carga y armamento disponible

El icónico B-2 Spirit está listo para surcar los cielos nuevamente
El icónico B-2 Spirit está listo para surcar los cielos nuevamente

El B-2 Spirit puede transportar hasta 27.000 kg de armamento, incluidas bombas nucleares B61-12 y B83-1, así como una variedad de municiones convencionales, entre ellas bombas guiadas y misiles de crucero. Su bahía interna permite configurar la carga según el tipo de misión.

A pesar de su diseño stealth, el B-2 no fue concebido para portar grandes volúmenes de carga, a diferencia de bombarderos más tradicionales como el B-52. Su objetivo principal siempre fue penetrar defensas avanzadas, no transportar armamento en grandes cantidades.

Por su parte, el B-21 Raider cuenta con una capacidad de carga estimada en la mitad de la del B-2, en torno a 13.500 kg. Esta reducción responde a su diseño más compacto y al objetivo de optimizar el sigilo sin comprometer su utilidad estratégica.

El Raider integrará armas nucleares como la B61-12 y el misil de crucero AGM-181, además de municiones convencionales. También está diseñado para adaptarse a sistemas futuros gracias a su arquitectura digital abierta.

Ventajas operativas y logísticas del nuevo bombardero Raider

En términos de eficiencia operativa, el B-21 marca una mejora significativa sobre el B-2. Su mantenimiento ha sido simplificado desde el diseño, eliminando la necesidad de cintas y selladores visibles en el fuselaje del B-2, lo que permite una mayor tasa de salida por día.

El diseño exterior del Raider reduce puntos vulnerables al radar. Las puertas del tren de aterrizaje son más simples y su cabina, de cuatro ventanas integradas, evita las discontinuidades estructurales presentes en el B-2. Esto mejora su sigilo y simplifica la fabricación.

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B-21 Raider

El uso de ingeniería digital permite actualizaciones rápidas de software y hardware. Además, su arquitectura modular facilita la incorporación de nuevos sensores, armas o sistemas de comunicación sin rediseñar el fuselaje.

La Fuerza Aérea planea adquirir al menos 100 unidades del B-21, lo que multiplicará su disponibilidad en comparación con los 21 B-2 construidos. También se ha proyectado que el Raider pueda operar en modo no tripulado si la misión lo requiere.

Transición operativa hacia una flota más flexible y conectada

Ambos modelos comparten el objetivo de penetrar defensas sofisticadas, pero el B-21 refleja un enfoque más moderno. Su desarrollo parte de herramientas digitales y simulaciones avanzadas, lo que permite optimizar su forma y reducir su firma radar desde múltiples ángulos.

El B-2 continúa como único autorizado para transportar ciertas armas nucleares como la B83-1, aunque esta función pasará al B-21 a medida que se integre por completo a la flota, algo previsto para antes del 2030.

El Raider operará desde bases como Ellsworth AFB, Whiteman AFB y Dyess AFB. Esta planificación aprovecha la experiencia previa con el B-2, pero con la ventaja de no depender de instalaciones climatizadas.

Diseñado para integrarse en redes de combate, el B-21 servirá como nodo de comando, en conjunto con plataformas no tripuladas y sistemas aliados. Esta capacidad, inexistente en el B-2, marca un cambio en el papel del bombardero stealth dentro de la estrategia militar estadounidense.

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