«En el invierno de 1924-25, Mr. E. Hamilton, mientras realizaba unas investigaciones sobre las ballenas en el área de las islas Shetland del Sur para el Gobierno de las Malvinas, obtuvo del estómago de un cachalote algunos fragmentos de dos calamares grandes, que entregó al departamento de Zoología del Museo Británico para su catalogación. Tras un largo estudio de esos fragmentos, es evidente que no son atribuibles a ningún género (ni siquiera a una familia) conocida de oegopsida, grupo al que obviamente son atribuibles».
Así, de casualidad, fue como aquel investigador nacido en Liverpool y de nombre completo James Erik Hamilton (1891-1957) halló una nueva especie, la ‘Mesonychoteuthis hamiltoni’, como relata el ‘Annals and Magazine of Natural History’ del siglo pasado. Un cefalópodo enorme, capaz de alcanzar los 500 kilos de peso y que hoy se conoce como calamar colosal. Nunca se había grabado un ejemplar vivo en su hábitat natural. Hasta ahora, cien años después de aparecer unos pocos pedazos dentro de aquel cachalote, y gracias a un buque oceanográfico construido en el astillero vigués Construcciones Navales Paulino Freire (Freire Shipyard): el ‘Falkor Too’.
Oceanográfico con origen español
Es el barco con el que opera el Schmidt Ocean Institute, promovido por por el exCEO de Google Eric Schmidt y su esposa Wendy, que confiaron al naval vigués la reconversión de un ‘offshore’, el ‘Polar Queen’, en un inmenso laboratorio flotante. No hay ningún otro buque científico en el mundo que opere de manera filantrópica, como este de 110 metros de eslora y dotado de un ROV (‘remoted operated vehicle’, un robot manejado desde cubierta) bautizado como ‘SuBastian’.
El buque Falkor Too, durante una misión científica / Schmidt Ocean Institute
El hallazgo se produjo el pasado 9 de marzo durante una expedición en las proximidades de las islas Sandwich del Sur, archipiélago que se ubica en una rica zona de pesca de especies como la merluza negra —que faenan en distintos caladeros compañías de capital gallego como Nueva Pescanova, Pesquera Vaqueiro o Profand— o el krill. Este hito histórico con este subtipo de calamar gigante ha correspondido a un equipo internacional de científicos, con la colaboración del propio Schmidt Ocean Institute, la Nippon Foundation y Nekton – Ocean Census y GoSouth, de mano de la universidad británica de Playmouth, el centro de investigación oceánica alemán GEOMAR Helmholtz y el British Antarctic Survey. La doctora Kat Bolstad, de la Universidad Tecnológica de Auckland y experta en estas especies, fue consultada como científica independiente para verificar que, en efecto, lo que habían captado las cámaras era un ejemplar de ‘Mesonychoteuthis hamiltoni’. «Es emocionante ver las primeras imágenes in situ de un calamar colosal juvenil y es conmovedor pensar que no tienen ni idea de la existencia del ser humano. Durante cien años los hemos encontrado sobre todo como restos en los estómagos de ballenas y aves marinas».
Además de esos 500 kilos de peso —es el invertebrado más pesado del planeta—, el equipo científico ha explicado que estos calamares colosales pueden llegar a medir siete metros de longitud. «Se sabe poco de su ciclo de vida —detalló el Schimdt Ocean Institute—, pero con el tiempo pierden la transparencia de los ejemplares jóvenes». Se han pescado adultos moribundos o muertos, como el localizado en Nueva Zelanda en 2007, pero hasta ahora no habían sido grabados vivos. Este ejemplar juvenil localizado por el ‘Falkor Too’ estaba a 600 metros bajo el nivel del mar cuando se dejó ver ante las cámaras de ‘SuBastian’.
El joven Hamilton tuvo que conformarse, hace cien años, con unos pocos restos del animal para analizar su morfología. «Afortunadamente, la mayoría de los órganos que proporcionan las características taxonómicas más claramente caracterizadas de estos animales han sido preservadas satisfactoriamente», continúa el ‘Annals and Magazine of Natural History’ sobre el trabajo del naturalista británico. Un barco vigués con nombre tomado de ‘La Historia Interminable’ ha completado un siglo más tarde el reto de sacar a la luz al tímido calamar.