Son molestas, difíciles de encontrar en el monedero y las conocemos como ‘calderilla’. Pero las monedas de 1 y 2 céntimos son muy necesarias para no redondear a la alza. No es lo mismo que un producto cueste 9,99 euros, a que cueste 10 euros. Y en una cesta de la compra, céntimo a céntimo podemos estar hablando de una pérdida de 10 o 20 céntimos, que a la semana se nota.
En cualquier caso, existe sobre la mesa un interesante debate: eliminar las monedas de 1 y 2 céntimos para hacer más fácil la vida de los ciudadanos. Lituania será uno de los primeros países que las eliminará de forma gradual y no todos parecen igual de satisfechos.
La Comisión Europea elaboró a finales de 2024 una encuesta para saber si los europeos estarían a favor de eliminar la calderilla, y el resultado sorprende: el 61% de ciudadanos prescindiría de las monedas de 1 y 2 céntimos. Siete estados de la zona euro han tomado esta decisión, sumándose Lituania a partir de mayo.
Si te preguntas cómo será el redondeo, sobre el papel todo luce muy bonito: se redondeará al múltiplo más cercano de 5 o 10 céntimos, pero esto puede suponer un encarecimiento de muchos productos.
Eso sí, el precio se mantendrá en el pago con tarjeta y al menos en Lituania, el redondeo únicamente afectará al efectivo. Es decir, si un producto cuesta 7,98 euros, en efectivo se redondeará a 8 euros, aunque pagando con tarjeta su coste será 7,98 euros.
El sur de Europa, más reticente a eliminar las monedas de 1 y 2 céntimos
Aunque las monedas de 1 y 2 céntimos se han dejado de emitir en Países Bajos, Bélgica, Finlandia, Irlanda, Italia, Eslovaquia y Estonia, en estos países siguen teniendo curso legal y se pueden emplear.
Sin embargo, España , Chipre y Grecia se oponen a la eliminación de estas monedas, quizás por miedo a que los precios se disparen aprovechando la técnica del redondeo. Una Europa dividida ante una cuestión mucho más importante de lo que parece.