La UNESCO ha elevado este jueves el número total de geoparques a 229 distribuidos en 50 países, donde ha declarado a Costa Quebrada (Cantabria) nuevo Geoparque Mundial, junto con otros 15.
La Red Mundial de Geoparques de la UNESCO, que este año celebra su décimo aniversario, reúne territorios reconocidos por su rico patrimonio geológico (formaciones rocosas, cadenas montañosas o volcánicas, cuevas, cañones, yacimiento de fósiles o paisajes de desiertos antiguos). Estos sitios también son lugares para la conservación y la educación ambiental, donde las comunidades locales e indígenas pueden mostrar su cultura y conocimientos.
Cada año se incorporan nuevos sitios a la red, por decisión del Consejo Ejecutivo de la UNESCO, tras una evaluación de las solicitudes realizada por el Consejo Mundial de Geoparques compuesto por expertos internacionales.
Los nuevos 16 geoparques designados se encuentran en Arabia Saudita, que acoge sus dos primeros geoparques; China, Ecuador, España, Indonesia, Italia, Noruega, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, República de Corea, República Popular Democrática de Corea, que inaugura su primer geoparque y contribuye a la protección de la cordillera compartida con China, y Vietnam.
Costa Quebrada, «paisaje rural único y singular»
El Geoparque Mundial de la UNESCO de Costa Quebrada, situado a lo largo de la escarpada costa cantábrica en el norte de España, ofrece una extraordinaria oportunidad para explorar las fuerzas de la naturaleza que dan forma al paisaje de la Tierra.

Durante los últimos 120 millones de años, los movimientos tectónicos han empujado las montañas desde el fondo del mar formando tierras altas que han sido esculpidas por el viento y el agua en la costa que vemos hoy. La historia geológica de la región está formada por antiguas capas de rocas sedimentarias depositadas en antiguos mares y deltas fluviales. Hoy, los visitantes pueden pasear por acantilados y playas de arena que cuentan la historia de una costa en constante cambio.
El geoparque alberga un vibrante patrimonio cultural donde las iniciativas impulsadas por la comunidad celebran las tradiciones y la historia de la región. Susana Pacheco, residente de toda la vida, dirige un proyecto que introduce a los visitantes en el arte de la construcción de muros de piedra seca, conocidos localmente como morios, cuenta la UNESCO en su comunicado.

Durante sus paseos guiados, los visitantes exploran caminos rurales a través de antiguos viñedos y descubren las características geológicas del paisaje, la diversidad biológica y la evolución del uso de la tierra. Ella misma lo explica: «Este paisaje rural único y singular, con su caprichosa estructura, se ha visto afectado por el poderoso mar Cantábrico, creando escarpados acantilados y un rico pasado agrícola».
La elaboración del vino es una tradición centenaria en la región. Una iniciativa actual de investigación entre viticultores locales se centra en identificar y recuperar variedades de uva autóctonas que han sido durante mucho tiempo fundamentales en la historia social y agrícola de la zona ayudando a preservar los sabores distintivos y el patrimonio de los vinos de la región.