El grupo Stellantis lleva 136 días sin máximo responsable tras el despido/marcha de Carlos Tavares el pasado 1 de diciembre de 2024. Wayne Griffiths lleva apenas 15 días en el mercado tras su marcha/despido de Seat S.A. ¿Astros alineados? Tal vez. Lo que sí es cierto es que el directivo británico ha sonado como sucesor en el cargo de Tavares como CEO del consorcio automovilístico que formaron FCA y PSA, Stellantis. Luca de Meo (CEO de Renault) y hasa el jefe de operaciones europeas del grupo Stellantis, Jean Philippe Imparato, también estuvieron en el run-run mediático.
Griffiths, que salvo un mensaje en Linkedin de despedida no ha querido mostrarse en público, aparece constantemente en las quinielas para hacerse con el timón del Titanic automovilístico. Según apunta hoy La Tribuna de Automoción Wayne Griffiths y John Elkann (director del comité ejecutivo interino de Stellantis) ya han mantenido conversaciones. No obstante, fuentes consultadas por El Periódico reconocen que el acuerdo estaría muy lejos. La divergencia entre la situación actual del grupo y la dificultad de encauzar una única estrategia, son los dos puntos clave.
Menor experiencia global
Lo que si es cierto es que el expresidente de Seat cuenta con una buena sintonía con la parte norteamericana del grupo, y no tanta con la italiana que ahora mismo lleva las riendas de la empresa. Antonio Filosa (responsable de Calidad del grupo y jefe de operaciones en América) es quien atrae más a los accionistas italianos por su conocimiento más global de Stellantis, algo que Griffiths no tiene.
Tampoco ven con buenos ojos el perfil del directivo británico con pasaporte alemán, cuya mayor experiencia se ha dado en dos marcas (Seat y Cupra). En Stellantis debería manejar nada menos que 14 marcas: Fiat, Abarth, Alfa Romeo, Maserati, Lancia, Chrysler, Dodge, Jeep, Ram Trucks, Peugeot, Citroën, DS Automobiles, Opel y Vauxhall. Eso sí, de ser el elegido Griffiths haría buena la frase con la que se despidió en redes sociales: «No sé a dónde voy, pero os prometo que no será aburrido». Stellantis lo es todo, menos aburrido.
Mientras Stellantis trata de mantenerse a flote en todos los frentes, algunos accionistas ya han cuestionado la indemnización que se llevó al bolsillo Carlos Tavares tras su cese. Los 23,1 millones de euros que se llevó, más los 12 millones en indemnizaciones y bonus, 71.224 euros de beneficios complementarios y un incentivo de 20,5 millones de euros a largo plazo, parece que han motivado las quejas que dejarían algo mermadas las arcas de Stellantis. Hoy, precisamente, el grupo celebra su asamblea general anual.