Voy a estar en la calle y es mi casa…

Crecen los casos de inquiokupación. Es aquella okupación ilegal de vivienda que se produce cuando el inquilino deja de pagar su cuota de alquiler convirtiéndose así, en okupa. Es lo que le está sucediendo a Alicia.

Esta zaragozana se compró
un piso en la capital aragonesa. Tiempo después se fue a vivir a Barcelona y alquiló su piso en Zaragoza para poder sobrellevar mejor los gastos de la hipoteca. El problema
surgió hace 3 años cuando su inquilina le dejó de pagar. La
inquiokupa se ha declarado vulnerable y Alicia no puede recuperar su
casa

Lo peor de todo es que Alicia, ahora, también está en situación de
vulnerabilidad
. Alicia se está separando, tiene una hija, debe dejar la vivienda de su pareja y ahora se queda en la calle al no poder recuperar su piso. 

«Es una inquilina que empezó a dejar de pagarme hace 3 años. Intenté dialogar con ella para facilitar las cosas, pero me empezó a engañar. La denuncié. Primero perdí, luego gané en el recurso y entonces ella se declaró vulnerable».

«Eso paralizó todo el proceso para que abandonase la vivienda. Yo ahora me estoy separando y cuando firme el divorcio, estaré en la calle. Tengo una casa, pero no puedo vivir en ella y mi abogado dice que no se puede hacer nada. Puedo entender que ella sea vulnerable, pero yo también lo soy», nos cuenta Alicia.

«Mi inquilina no paga, se ha declarado vulnerable y es intocable»

Alicia

Propietaria afectada por inquiokupación

No era la primera vez que
Alicia alquilaba su piso. Lo ha realizado siempre de forma legal y con
todos los papeles en regla, pero a pesar de ello, la ley no la
protege: «He tenido que abandonar mi negocio porque no lo he podido sacar adelante. No tenía dinero para pagar la hipoteca y todos los gastos de autónomos. Estoy con medicación por ansiedad y aun así, no puedo dormir por las noches».

FREEPIK

Imagen de recurso

Alicia critica la ley
actual que protege a los okupas por encima de los propietarios aunque
estos, como es el caso de Alicia, también sean vulnerables: «Al ser declarada vulnerable, es como si mi inquina fuera intocable. Pido ayuda al Ayuntamiento o a quien sea. Yo también necesito ayuda. También existo. Soy una persona no un bulo, como dicen algunos partidos políticos».

Alicia por tanto, se
encuentra ahora, en proceso de divorcio, con una niña, cerrando su
actividad como autónoma y sin poder vivir en un piso cuya hipoteca sí
está abonando. Hasta que su inqu-okupa no se vaya, Alicia estará
en la calle.

LOS MECANISMOS LEGALES NO ESTÁN A LA ALTURA

Alicia ha llamado a la oficina antiokupación del Ayuntamiento de Zaragoza, donde le han dicho que no puede hacer nada para recuperar su vivienda. «Afirman que no tengo nada que hacer, que solo puedo esperar», dice Alicia entre lágrimas. 

«Si yo tuviera otra casa… pero es que ni siquiera eso. Me da igual el dinero que me debe, ya sé que no lo voy a recuperar, pero no me importa, solo quiero mi casa. No me puedo pagar ni una habitación en un piso compartido. Ahora vivo en el piso de mi ex, pero cuando nos divorciemos me tendré que ir de allí», afirma.

«No se puede hacer nada porque la ley no prevé que el propietario pueda volverse vulnerable»

Juan Salanova

Abogado

Lo único que puede hacer Alicia a día de hoy es volver a denunciar y tener que esperar de nuevo uno o dos años, a lo que hay que sumar todo el dinero que esto conlleva. Alicia pide a las instituciones que se cambia la ley para proteger a los propietarios frente a la okupación. 

Okupación

Imagen de recurso

El abogado experto en derecho inmobiliario, Juan Salanova, nos ha contado en COPE que «no hay nada que hacer ante este caso» porque «el sistema no prevé la vulnerabilidad del propietario».

«El sistema está hecho para que si se declara la vulnerabilidad del arrendatario, el desahucio se suspenda y no pueda haber cambio de poseedor. Todo se queda congelado. Es un fallo del sistema, pero es lo que tenemos ahora mismo», asegura Salanova.

Ante todo ello solo habría dos escenarios posibles: que la inquiokupa deje de ser vulnerable o que el gobierno deje de prorrogar la norma de 2020 que impide el desahucio de personas vulnerables. Ambas opciones parecen del todo improbables y ante ello Alicia «no tiene nada que hacer, es imposible y esa es la realidad», afirma Salanova en COPE.

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