Salomé

Salomé es un nombre muy bíblico, afiliado al lado maldito de las Escrituras. Imanta la voluptuosidad de los cuentos orientales y se encadena a la perversidad de una femme fatale que se burla de todos los prejuicios de la Historia. No es de extrañar que Oscar Wilde, ese arquetipo de divina decadencia, se fijara en el personaje para recrear aquella corte del rey Herodes; los crótalos y los timbales, y la morbosa luminaria de las lámparas de aceite, más ese olor a sándalo que aliviaba el acre ambiente de los fumaderos de opio, allí donde Wilde se escapaba para no asfixiarse con el puritanismo victoriano.

Fuente