El F-47 desafía al sistema S-500 con sigilo y misiles hipersónicos

La batalla entre el caza NGAD y el sistema S-500 depende de quién detecta, decide y dispara primero en un entorno de negación aérea avanzada.

Tiempo de reacción y alcance definen la superioridad tecnológica

En un entorno de negación aérea compleja, el enfrentamiento entre el sistema de defensa ruso S-500 Prometheus y un caza de sexta generación como el NGAD ilustra un conflicto donde la detección temprana y la velocidad de respuesta resultan determinantes. El S-500, operativo desde 2021 y desarrollado por Almaz-Antey, puede interceptar desde aviones hasta satélites en órbita baja. Por otro lado, el NGAD, aún en desarrollo por la Fuerza Aérea de EE. UU., apunta a un diseño furtivo, sensores avanzados y operaciones coordinadas con drones.

El sistema S-500 combina varios radares para ampliar su cobertura. Su radar en banda S, el 91N6E, detecta aeronaves con una sección transversal de radar (RCS) de 4 m² hasta 600 km. Sin embargo, para aviones stealth con RCS por debajo de 0.01 m², como el NGAD, su alcance se reduce a entre 200 y 300 km. A esto se suman radares de banda baja, como el Nebo-M, que operan en VHF y pueden detectar formas a 500 km, aunque con resolución angular limitada, lo que impide enganches precisos. El proceso para obtener una pista útil puede demorar entre 10 y 30 segundos.

En respuesta, el NGAD aplicaría una firma radar inferior a la del F-35, que ronda los 0.005 m² en ciertas configuraciones. Además, incorporaría sensores como sistemas de apertura distribuida para captar emisiones de radar a gran distancia. Esto le permitiría evadir o aplicar contramedidas electrónicas. El caza podría emplear misiles stand-off como el AIM-260 JATM, con más de 200 km de alcance, o armas hipersónicas que alcanzan Mach 5, reduciendo la ventana de reacción del S-500 a menos de un minuto.

Frente a estos misiles, el S-500 cuenta con el misil 40N6, que cubre hasta 400 km y vuela a Mach 12. A 200 km, este interceptor llegaría en 30 segundos, aunque la secuencia completa de detección y disparo puede extenderse otros 5 a 10 segundos. Si el NGAD lanza primero, el sistema debe terminar el ciclo antes de que el misil entre en la fase terminal, donde radares como el 92N6E en banda X incrementan la precisión. No obstante, la baja RCS y el uso de contramedidas como señuelos dificultan un enganche exitoso.

Capacidades de saturación y drones dificultan la defensa

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S-500

Una estrategia basada en saturación elevaría aún más la complejidad para el sistema ruso. El NGAD podría coordinar enjambres de drones colaborativos CCA, con firmas radar reducidas y capacidad para emitir señales engañosas. Un ataque simultáneo de 10 drones más misiles generaría múltiples ecos, forzando al S-500 a distribuir su capacidad de respuesta.

Este sistema puede rastrear hasta 10 blancos simultáneos, pero la combinación de drones, misiles y señuelos activos como el MALD-J, que reproduce la firma de un caza y tiene un alcance de hasta 900 km, complica la identificación de amenazas reales. Así, el S-500 podría agotar rápidamente su número de interceptores o redirigir sus recursos a objetivos falsos.

Datos clave sobre el enfrentamiento NGAD vs S-500

  • El radar 91N6E detecta aviones con RCS de 4 m² hasta a 600 km de distancia.
  • Para cazas stealth como el NGAD, la detección se reduce a entre 200 y 300 km.
  • Un misil hipersónico a Mach 5 lanzado desde 300 km impactaría en menos de 60 segundos.
  • El S-500 puede rastrear 10 blancos simultáneamente y lanzar misiles 40N6 a Mach 12.
  • El NGAD puede usar señuelos MALD-J y drones CCA para saturar sensores enemigos.
  • Los radares de banda VHF detectan formas, pero su resolución angular impide guiar misiles con precisión.

Adicionalmente, el S-500 enfrenta limitaciones físicas al detectar blancos a baja altitud. La curvatura terrestre reduce el horizonte de detección: un avión a 50 metros de altura se vuelve invisible más allá de los 30-40 km desde un radar terrestre. El NGAD aprovecharía este punto débil con vuelos rasantes, apoyado por datos de satélites o plataformas como el AWACS.

Aunque el sistema ruso incorpora radares montados en torres o aerostatos para ampliar su alcance, su eficiencia depende de la coordinación con otros sistemas, como aviones Su-57 o baterías S-400, que aportan sensores adicionales. Sin esa integración, el S-500 tendría zonas ciegas aprovechables por un NGAD.

Sigilo dinámico y procesamiento en tiempo real del NGAD

La capacidad del NGAD de permanecer indetectable se basa en su sigilo dinámico, una combinación de formas aerodinámicas, materiales absorbentes y gestión activa de emisiones. Esta tecnología ajusta los sistemas a tiempo real según las señales captadas, dificultando que los radares del S-500 formen una pista sólida.

Mientras tanto, los entornos electromagnéticos complejos, donde abunda el ruido electrónico o las señales falsas, extienden el tiempo requerido por el sistema ruso para validar una amenaza. Esa demora puede resultar crucial cuando el NGAD penetra el espacio aéreo protegido.

En cuanto a armamento, este caza de sexta generación podría usar misiles como el HAWC, que se desplazan a baja altitud con trayectorias impredecibles. Aunque el S-500 está preparado para amenazas hipersónicas, su efectividad depende de datos precisos. Si hay retrasos en la fusión de señales radar, la capacidad de interceptar disminuye.

Por ejemplo, si un misil viaja a Mach 6 desde 100 km, el S-500 dispondría de menos de 20 segundos para actuar. Si el sistema procesa múltiples amenazas al mismo tiempo, ese margen de acción puede resultar insuficiente.

Arquitectura en red contra inteligencia artificial ofensiva

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S-500

El S-500 basa su ventaja en una arquitectura en red que permite compartir datos entre varios sensores, lo que mejora su capacidad de detección y seguimiento. Sin embargo, este enfoque implica también vulnerabilidades ante ciberataques o interferencias dirigidas a sus enlaces de comunicación.

En contraste, el NGAD podría integrar inteligencia artificial para identificar momentos óptimos de ataque, como los de máxima saturación o los lapsos en los que el sistema enemigo presenta fallas de cobertura radar.

En un escenario representativo, el S-500 lograría detectar al NGAD a unos 250 kilómetros, pero el caza ya habría lanzado sus armas desde 300 km, obligando al sistema ruso a decidir si intercepta primero al caza o a los misiles en trayectoria.

Este enfrentamiento se reduce a decisiones que deben tomarse en cuestión de segundos. El S-500 necesita detectar, rastrear y disparar antes de que el NGAD entre en su zona de no escape. A su vez, el caza utiliza sigilo, velocidad y ataques en red para permanecer fuera del alcance efectivo del sistema antiaéreo.

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