Con una vida difícil a sus espaldas, David Guajardo se crió con sus abuelos y, tras pasar por diferentes trabajos, los perros le cambiaron la vida. Vive con su gran amor, Mara, una pitbull de 11 años, y es educador canino.
Se considera atrevido y desconfiado y le importan poco las opiniones ajenas. Cree que su forma de comunicarse con los demás puede resultar brusca.
Como jugador en Traitors se presenta sin escrúpulos y sin remordimientos. Es impulsivo, vengativo, nervioso y dice que es capaz de perdonar, pero no olvida jamás. Prefiere la compañía de los animales a la de las personas.