La dura semana que han protagonizado Podemos y Sumar toca a su fin y en el núcleo duro que rodea a Yolanda Díaz ya empieza a cundir el hartazgo. Sobre todo, porque fuentes de Sumar explican que creen que los exabruptos de Podemos a la hora de rechazar una futura coalición no van a servir para nada.
«La política no depende de lo que uno quiere o no quiere, sino de muchos otros factores. El 23-J había mucha gente que no quería ir en coalición y al final se tuvo que producir», explica una fuente cercana a la vicepresidenta segunda.
Ya a la hora de conformar la coalición para las elecciones del 23-J hubo problemas. Sumar impuso un veto a Irene Montero, una cuestión muy sensible para Podemos, y aunque parecía que no iba a haber acuerdo, al final lo hubo.
Europa Press
La formación morada acabó aceptando, Montero se quedó fuera (luego fue repescada para las europeas) y sus listas las encabezó su amiga y secretaria general del partido, Ione Belarra. En las próximas elecciones, en el núcleo duro de Yolanda Díaz se sospecha que va a pasar algo parecido.
Aunque muchas cosas han cambiado desde entonces, la poca afinidad entre las dos formaciones sigue estando presente. También persiste la necesidad de que el espacio a la izquierda del PSOE se reorganice y se quede en uno solo en caso de que haya que ir a las elecciones.
Si no consiguen unirse, la aplicación del sistema D’Hont en unas elecciones haría que esos partidos pierdan escaños en las provincias que más reparten y también en las intermedias. Esa pérdida de escaños podría beneficiar un poco a los dos grandes partidos, PP y PSOE, pero sobre todo a Vox, que es contra quien compite Sumar por ser la tercera fuerza.
Prácticamente todas las encuestas están reflejando ya esta situación. Se está presentando en los sondeos a Sumar y a Podemos por separado, con un porcentaje de voto algo menor que el 23-J, y el resultado es un Vox disparado en escaños (en torno a 10 más que en las pasadas elecciones) a pesar de ganar pocos puntos porcentuales en intención de voto.
Consciente de esta situación, Díaz llamó a la unidad hace dos semanas en la asamblea de Sumar. Dijo que la sociedad quería que caminasen juntas. Sin embargo, desde entonces, Podemos no sólo ha rechazado la mano tendida, sino que ha ido a hacer sangre contra ella.
Tanto Irene Montero como Pablo Iglesias han hecho múltiples declaraciones a lo largo de esta semana en las que aseguran que Sumar va a desaparecer y que Yolanda Díaz acabará encontrando trabajo colocada por el PSOE o por Comisiones Obreras.
Este fin de semana, además, Podemos celebrará su asamblea ciudadana estatal. En ella intervendrán pesos pesados de la formación, como Pablo Echenique, así que se espera que las referencias a Sumar sean muy variopintas y nada veladas.
Una estrategia de Podemos
En Moncloa, en la parte socialista del Gobierno, empieza a haber preocupación por esta situación de desunión. Consideran que Podemos está yendo demasiado lejos con sus «continuas faltas de respeto» hacia Sumar y que ello pueda acabar tensionando la relación de más.
Interpretan que en Podemos son perfectamente conscientes de que tienen que ir juntos, pero que se busca un desgaste de Yolanda Díaz para negociar en una posición de mayor fuerza. Así, a lo mejor es Yolanda Díaz la que no tiene que ir en las listas y no Irene Montero, a quien los morados quieren de cabeza de lista.
Tanto Sumar como el PSOE descartan que Podemos en realidad quiera un gobierno de derechas sobre el que crecer durante la siguiente legislatura. Y en Sumar intentan recurrir al pragmatismo a la hora de abordar esta situación: dicen que no depende de las formaciones, ni de los militantes, sino que apela a la ciudadanía.
Un dirigente de Sumar explica que en España hay unas 300.000 personas afiliadas a partidos políticos. Es decir, casi nadie. Ese tipo de perfil podría ser el más preocupado por ver quién va en qué listas y esas cuestiones. Sin embargo, a la ciudadanía en general le interesan otros asuntos.
«A un ciudadano normal le interesa ver si Vox está fuerte y si la falta de unidad puede hacer que gane Vox o no», explica. Viene a decir que espera que a Podemos le pueda pasar factura el mantenerse en el no a la unidad y que eso acabe pesando para aceptar una coalición. Exactamente igual que pasó el 23-J.