El cambio climático puede desencadenar un colapso sin precedentes en las poblaciones de mariposas, transformando sus refugios montañosos en trampas mortales. Miles de especies se enfrentan un riesgo crítico debido al calentamiento global, que está afectando severamente a los ecosistemas de los que dependen.
Una investigación dirigida por la Universidad de Yale y publicada en ‘Nature Ecology and Evolution’, advierte que los dos tercios de las especies de mariposas del mundo concentradas en sistemas montañosos tropicales y subtropicales están en riesgo crítico debido al calentamiento global.
Para el año 2070, el 64% de sus nichos térmicos (las condiciones climáticas específicas que necesitan para sobrevivir) podrían desaparecer, dejando a miles de especies sin hábitats viables. Este hallazgo no solo subraya la vulnerabilidad de los insectos ante la crisis climática, sino que también expone las graves lagunas en los esfuerzos globales de conservación de la biodiversidad.
El estudio, codirigido por el ecólogo Walter Jetz de Yale y el entomólogo Stefan Pinkert de la Universidad de Marburgo (Alemania), analizó datos filogenéticos y de distribución geográfica de más de 12.000 especies de mariposas.
Diferentes especies de mariposa. / Pixabay
Los resultados muestran que las regiones montañosas albergan 3,5 veces más puntos críticos de diversidad de mariposas que las tierras bajas. Sin embargo, estos ecosistemas están experimentando cambios térmicos acelerados, lo que reduce drásticamente las zonas donde estas especies pueden prosperar.
«Desafortunadamente, nuestra primera evaluación global revela que la fascinante diversificación de las mariposas hacia entornos de mayor altitud podría significar su desaparición, con miles de especies potencialmente condenadas a la extinción debido al calentamiento global en este siglo», añade Jetz.
‘Efecto mariposa invertido’
El problema radica en lo que los investigadores denominan el ‘efecto mariposa invertido’: mientras el concepto original sugiere que pequeños eventos pueden generar grandes impactos, aquí es el cambio climático, un fenómeno global, el que está arrasando con especies enteras.
Las mariposas, altamente especializadas y dependientes de plantas hospedantes específicas, no pueden adaptarse con la suficiente rapidez a las alteraciones en sus nichos térmicos.
«Como entomólogo, me comprometo a informar al público sobre la distribución de la diversidad de insectos y las formas específicas de protegerla. Nuestros resultados son reveladores desde un punto de vista ecológico, pero lamentablemente también muy alarmantes«, señala Pinkert.
El estudio también cuestiona las prioridades actuales de conservación, que se centran predominantemente en vertebrados como aves, mamíferos y anfibios. Los patrones de diversidad de las mariposas difieren notablemente de estos grupos, lo que sugiere que las estrategias de conservación existentes son insuficientes para proteger a los insectos.
«Hasta ahora, no existía una evaluación global de la coincidencia geográfica entre la diversidad, la rareza y las amenazas del cambio climático para un sistema de insectos», explicó Pinkert. Uno de los hallazgos más preocupantes es la falta de datos globales completos sobre insectos, lo que deja a los conservacionistas y legisladores sin herramientas adecuadas para mitigar la pérdida de biodiversidad.

Dos ejemplares de mariposa pavo real. / Pixabay
La investigación utilizó el ‘Mapa de la Vida’, una base de datos dirigida por Jetz que rastrea la distribución de especies en el planeta, para llenar este vacío crítico. Sin embargo, los autores subrayan que se necesitan más iniciativas similares para otros taxones de insectos.
Las mariposas no son solo símbolos de belleza natural; cumplen roles ecológicos clave como polinizadores y presas para otros animales. Su desaparición afectaría redes tróficas enteras y, por ende, la salud de los ecosistemas.
Efecto en cadena
La investigación señala que en zonas tropicales, donde la biodiversidad de mariposas es más rica, el calentamiento está reduciendo las áreas con condiciones térmicas estables. Esto obliga a las especies a migrar hacia altitudes mayores, pero muchas montañas tienen picos limitados, convirtiéndose en ‘islas’ sin escapatoria.
Además, la coevolución con plantas hospedantes específicas las hace especialmente vulnerables. «Si una planta desaparece por el cambio climático, la mariposa que depende de ella también lo hará», explicó Jetz. Este efecto en cadena podría acelerar la pérdida de biodiversidad en regiones críticas como los Andes, el sureste asiático y las montañas de África Oriental.
Los investigadores urgen a integrar a los insectos en las agendas globales de conservación. «Una reducción de las emisiones de carbono, combinada con la identificación y preservación proactiva de hábitats clave para las mariposas y corredores migratorios, será clave para garantizar que gran parte de su diversidad sobreviva», enfatizó Jetz.

Vanesa de los cardos, una de las especies analizad en el estudio. / Stefan Pinkert
Entre las medidas propuestas destacan cuatro:
- Protección de corredores ecológicos: Facilitar la migración de especies hacia altitudes más frescas.
- Reforestación estratégica: Restaurar áreas degradadas que sirvan como refugios térmicos.
- Monitoreo continuo: Ampliar bases de datos como el Mapa de la Vida para incluir más taxones de insectos.
- Políticas inclusivas: Diseñar planes de conservación que prioricen a los insectos, no solo a vertebrados.
El estudio también resalta la importancia de la colaboración internacional. Nina Farwig y Akito Kawahara, coautores de la investigación, coinciden en que sin acciones coordinadas, «el destino de las mariposas y de otras muchas especies, será crítico», concluye Pinkert. «Este es un llamamiento a no subestimar el papel de los insectos en nuestros ecosistemas. Su conservación no es un lujo, sino una necesidad para el equilibrio planetario», rematan los autores del estudio.