Es imposible guardar en un cofre a Joan Manuel Serrat. Su vida ha sido tan prolífica que parece inviable el cometido que el Instituto Cervantes le encargó. Debía escoger aquello que mejor le representaba, su legado, un pellizo de su carrera, y meterlo ahí. Este jueves, tras pensarlo mucho, ojo, ha entregado la partitura original de ‘Mediterráneo’, un libro de Miguel Hernández, su primer álbum y una máquina de escribir a La Caja de las Letras, una cámara acorazada donde se conserva el patrimonio cultural hispano. «¿El nicho se puede abrir en cualquier momento?», ha bromeado. Quizás.
«Es un gusto recibir su legado en la caja 1.276. Nuestro compromiso con el futuro es la elección de las mejores herencias que el pasado y el presente nos dejan. Los motivos para celebrarle son muchos: valoramos el poder de las letras y el diálogo con la poesía de Machado, Alberti y Benedetti. Celebramos que el ‘noi del Poble-Sec’ supo crear un mundo propio con la canción tradicional catalana, el tango, la copla… Recibirle es una fiesta, un modo de celebrar la educación sentimental de los españoles«, ha destacado Luis García Montero, director del Instituto Cervantes.
Tres de los objetos que Serrat ha entregado al Instituto Cervantes. / ZIPI ARAGÓN
Su sepulcro es uno de los 1.800 que atesora la sede del Banco Central y que, desde 2007, ocupan literarios, artistas y científicos. Entre ellos, Francisco Ayala, Ana María Matute, Antonio Buero Vallejo, Ida Vitale, Carme Riera, Luis Alberto de Cuenca y Marisa Paredes. Aunque Serrat ha detallado el contenido, hay quienes optaron por no desvelarlo. «Nos has enseñado a vivir con los versos en la boca, gracias por estar con nosotros. Eres y has sido bueno para la cultura internacional. Estás aquí y el gusto es nuestro», ha concluido García Montero antes de dar paso al cantautor, que ha recibido el premio Antonio de Sancha 2025 que concede el Gremio de Editores de Madrid.
«Me parece estupenda esta iniciativa: depositar sueños, fantasías, pensamientos… En definitiva, arte vivo. Aquel que está en contacto con la gente. Pues, aunque haya llaves de seguridad, quien quiera puede sacar algún provecho de esto», ha comentado Serrat, visiblemente emocionado durante el acto de entrega. A su lado, aguardaban los cuatro objetos que ha cedido a la causa. «En primer lugar, mi primer disco. Lo grabé en 1965 y casi se está desintegrando. Me parecía oportuno también este libro, fue el que utilicé para trabajar en el primer álbum de poemas dedicado a Miguel Hernández».

La partitura original de ‘Mediterraneo’ que Serrat ha depositado en La Caja de las Letras. / ZIPI ARAGÓN
El tesoro que ha atraído más miradas es la partitura original de Mediterráneo: «Tiene mi letra, aquel tachón es mío. Siento mucho dejarla aquí, lo confieso. Y, por último, la primera máquina de escribir que me compre. Era portátil y me la llevaba a todos los viajes. He escrito numerosas cartas, poemas y canciones en ella. Ha sido una gran compañera. Pesa mucho, pero llenó mi vida. Y, sobre todo, horas en las que los sueños tenían ganan de plasmarse en el papel y calzarse alas para volar. ¿Podré recuperarlos en algún momento? Cuando te mueres, te dejan ahí. Pero, como me tengo que dejar a mí mismo, tal vez pueda sacarme, pasarme y devolverme».