¿Raphinha superando a Messi en una estadística? ¿Un futbolista en pleno ejercicio de redención amenazando un récord de una leyenda? Andan los culés asombrados, y a la vez expectantes, ante lo que muchos catalogarían de sacrilegio si no fuera porque la humanidad es progreso. Pero es cierto. Raphinha se va acercando sigilosamente a Messi.
Dejo el añorado astro el récord de 14 goles con el Barça en la Champions de 2012, luego superado por Cristiano con 17, y Raphinha suma ya 12 con el tanto que abrió la eliminatoria con el Borussia Dortmund y con la perspectiva de seguir sumando más y más. Messi jugó 11 de los 12 partidos en aquella edición, en la que el Barça sucumbió en las semifinales –las cuartas consecutivas con Pep Guardiola, eso sí era una tradición– frente al Chelsea. El mito de Rosario marcó sólo en seis partidos, pero en uno de ellos, ante el Bayer Leverkusen en el Camp Nou, anotó cinco, un registro igualado pero no superado en la posteridad.
La celebración de Cubarsí
Raphinha ha marcado en ocho partidos y también le ha metido cinco al mismo rival: al Benfica, pero en tres dosis distintas. Al Dortmund lo batió en su casa, en la liguilla, y de nuevo en la eliminatoria le enchufó de nuevo el primer gol, con lo que no habría que descartar en absoluto que repita el martes que viene. Quien lo celebró con más entusiasmo fue Pau Cubarsí, convencido de que era suyo, feliz de estrenarse en la Champions como lo hizo en la Copa, y la tecnología se lo quitó.
En verdad se lo quitó Raphinha, que se lanzó, ansioso él, a remacharlo con la punta del pie y sobre la línea. A punto estuvo de suceder que ese gol no perteneciera a ninguno dos. La revisión videográfica aclaró que Raphinha no estaba en fuera de juego por un pelo. Aclaró el camino hacia la goleada más espectacular de las eliminatorias.
Con esa agonía transformada en generosidad se lanzó luego el brasileño a buscar un centro pasadísimo de Lamine Yamal que se perdía fuera y que él, con la cabeza, metió dentro del campo. Tan al límite estaba Raphinha que apenas pudo devolverlo al juego. Lewandowski, sobre la línea, pero debajo de la portería, remachaba hacia dentro el balón con un segundo cabezazo, sin peligro de que el VAR lo anulara.
El culé está más preparado para ver a Lewandowski cerca de Messi. La profesión del polaco es la de goleador, uno de los pluriempleos de Messi. De hecho, le persigue en la clasificación absoluta en la lista de goleadores de la Champions, pero a los 37 años difícilmente le alcanzará. Sí amenaza, como Raphinha, el de los 14 goles. Con el doblete que completó ante el Dortmund cuenta con 11 goles. El 4-0, pero sobre todo las toneladas de fútbol que aplastaron al cuadro alemán, cultiva la certeza de que el Barça jugará más partidos después de la vuelta de la semana que viene.
Lewandowski celebra el segundo gol de su cuenta. / Jordi Cotrina
De Dembélé a Lamine Yamal
Un pie y medio tiene en la semifinal, la estación que no pisa desde 2019. Cayó aquel Barça con un 4-0 en Liverpool, y entre los amargos recuerdos de aquella eliminatoria se cuenta el gol que falló Ousmane Dembélé en la ida. Messi lo puso a cabalgar en solitario hacia Alisson, pero el ahora demoledor atacante del París Saint Germain falló.
No falló para colocar la guinda Lamine Yamal. La humanidad es progreso. A los 17 años recibió un caramelo de Raphinha, su segunda asistencia, y batió a Kobel con la suficiencia de un futbolista sobrado de recursos. El cuarto gol que debería blindar la eliminatoria y permitiera al Barça superar un trauma que se ha alargado más años de lo esperado, primero con Messi, y luego sin él.
La fabulosa noche, mejor que la del Bayern (4-1) concluyó con el regreso de Ansu Fati al césped. El gesto de un Flick más feliz que nunca.