Carlos Corberán no solo está demostrando ser un gran entrenador. Su crédito va más allá de los resultados deportivos. El técnico del Valencia también se ha ganado el respeto del vestuario y de la afición a través de su discurso. El de Cheste ha cumplido todos y cada uno de los objetivos que se fue marcando desde su llegada al banquillo el pasado 25 de diciembre. Aquellas primeras palabras que sonaban a teoría durante los meses de diciembre y enero se ha convertido con el paso del tiempo en hechos y realidades. Así se ha forjado la reacción de un equipo y la credibilidad de un entrenador que se ha erigido en el gran salvador de la temporada. Palabra de Corberán.
El de Cheste se marcó dos objetivos en su acto de presentación el pasado 28 de diciembre de 2024: devolver la ilusión a la gente y recuperar la mejor versión de los jugadores. «Espero y deseo de recuperar la ilusión de las personas que la han perdido». Más de cien días después, el aficionado vuelve a estar orgulloso de su equipo y acude a Mestalla con la ilusión de verlo competir y no agonizar como en la peor primera vuelta de la historia. En aquella primera rueda de prensa, Corberán afirmó que su objetivo era «recuperar el máximo nivel» de los jugadores. Tres meses después, los ha hecho mejores. «Estoy convencido que estos jugadores pueden dar más nivel. Les he visto el rendimiento, les he visto hacer cosas muy buenas en el campo. Mi objetivo va a ser recuperar el máximo nivel que soy consciente que ellos tienen». Estaba en lo cierto. Había margen de mejora y Corberán la ha encontrado.
Corberán en sala de prensa / JOSÉ MANUEL LÓPEZ
Apenas llevaba una semana en el cargo y Corberán ya se dio cuenta de que estaban en el camino correcto. «Si el equipo mantiene la actitud, compromiso y esfuerzo de estos días vamos a crecer mucho. Lo que he visto me ha gustado y si somos capaces de mantener eso vamos a crecer», decía el 2 de enero como colista de Primera. Y tanto que creció. Tres meses después, tiene un colchón de seis puntos con respecto al descenso. Su equipo hoy en día es un calco de que proyectaba entonces en su cabeza: «Quiero un equipo entregado, valiente y resiliente. Quiero que eso se manifieste en los partidos y acercarnos al Valencia que debemos ser», decía ese 2 de enero. Dicho y hecho. Sus palabras llegaron al campo y con ellas las victorias.

Diego López celebrando un gol / JM LÓPEZ
Corberán quiso dotar al equipo de personalidad e identidad desde el primer día como decía el 10 de enero. «Tenemos que mostrar la identidad de juego, trasladarla al campo, ser capaces de atacar, defender y manejar bien los tiempos». A pesar de la juventud y la inexperiencia de muchos jugadores, el equipo ha aprendido a gestionar las ventajas y los minutos finales. Y eso es mérito del míster. «Me gusta que el equipo esté ganando en personalidad, entrega y compromiso», anunciaba el 19 de enero.
El técnico también acertó en lo importante que acabaría siendo Mestalla para el equipo. «Mestalla es muy importante para nosotros y nos va a dar la energía que necesitamos», decía el 31 de enero en sala de prensa. Y tanto que se convirtió en un elemento diferencial en la lucha por la permanencia. El viejo coliseo pasó de ser un campo vulnerable del fútbol española a uno de los fortines de LaLiga.

Atardecer desde Mestalla / F. CALABUIG
Cero relajación
Su último mensaje al vestuario ha sido mantener el nivel de exigencia y trabajo a pesar de la renta de seis puntos. Relajarse está prohibido. Todavía no se ha conseguido nada.