El Gobierno y el Partido Popular están tan poco acostumbrados a hablar y llegar a acuerdos que, cuando por fin parece que algo les une, la desconfianza mutua se impone. Lo que se ha interpuesto otra vez es Junts y la cláusula del decreto que habla de cuota territorial para acceder a los avales para las empresas. Los de Puigdemont sacan pecho del acuerdo, aunque reconocen que el 25 por ciento de los avales es lo que les puede corresponder a las empresas catalanas que exportan a Estados Unidos, ni más ni menos. Por eso, otros socios del Gobierno desdeñan lo firmado. El ruido se lo está poniendo difícil a los negociadores. Carlos Cuerpo insistía hoy en que el decreto no hay privilegios para nadie, y llamaba a seguir dialogando con todos. El PP no acaba de fiarse y seguirá negociando, pero advierte al ministro de que si les quiere hacer trampas abandonaran la negociación. Una negociación que, ahora mismo, está cogida con pinzas.
