Hace dos fines de semana, durante la interparlamentaria que el PP organizó en Sevilla, en los corrillos, además del nombre de Carlos Mazón también estaba muy presente otro: el de María Jesús Montero, actual vicepresidenta primera del Gobierno, ministra de Hacienda y secretaria general de los socialistas andaluces. Ella será la que, salvo sorpresa por alguno de los dos lados, se mida con Juanma Moreno, actual presidente de la Junta, en las próximas elecciones autonómicas que ya se vislumbran en el horizonte (como tarde, junio de 2026).
Los populares andaluces y también miembros de la cúpula en Madrid dicen que las encuestas apenas recogen una leve mejora del PSOE en las encuestas desde el relevo de Juan Espadas, pero lo cierto es que Montero se ha convertido en una diana de las pullas de todo el PP, en Andalucía y en el Congreso de los Diputados. Este miércoles se ha vuelto a ver. «Es un estorbo para [Pedro] Sánchez», le ha lanzado Cuca Gamarra, número dos de los populares, por considerar que la ha apartado del plan de choque para mitigar la guerra arancelaria, una misión encargada a Carlos Cuerpo, ministro de Economía.
Ese ha sido el aperitivo, en una de las preguntas de la sesión de control, pero la ofensiva continuará a lo largo de todo el día, también con la interpelación urgente que los conservadores han presentado a Montero para afearle que no esté entre sus planes ni siquiera presentar los Presupuestos Generales del Estado de 2026, porque el Gobierno tiene difícil armar una mayoría suficiente para sacarlos adelante.
Gamarra considera que Montero debería dimitido por «atacar uno de los principales pilares» de la democracia, la presunción de inocencia, con sus declaraciones sobre la sentencia absolutoria del futbolista Dani Alves.