El número de muertos por las inundaciones y los deslizamientos de tierra provocados el pasado fin de semana por las lluvias torrenciales en Kinsasa, la capital de la República Democrática del Congo (RDC), subió de 33 a 43, informó el Gobierno congoleño, mientras siguen las labores de evacuación.
«El número de víctimas alojadas en los diferentes puntos de acogida ha subido a 2.956 personas, mientras el número de muertes es 43 y 46 personas han sido hospitalizadas», señaló en un comunicado difundido la noche del miércoles el Ministerio congoleño del Interior.
Las autoridades aseguran que los «trabajos de reparación» siguen en marcha para arreglar «infraestructuras esenciales» dañadas por las precipitaciones, incluyendo las redes de suministro de agua y electricidad.
«Las últimas previsiones meteorológicas indican que el mal tiempo va a continuar, por lo que hay que extremar la vigilancia, particularmente en las zonas identificadas como de alto riego», alertó el Ministerio.
Orden de abandonar las casas
Así, el Gobierno recomendó a la población abandonar las casas afectadas por la catástrofe, prestar atención a los cables eléctricos cortados y no atravesar las aguas estancadas, para evitar el riesgo de ahogo, electrocución o transmisión de enfermedades como el cólera y otras infecciones.
Los habitantes de Kinsasa siguen sufriendo las consecuencias de las fuertes lluvias de la noche del pasado viernes al sábado, cuando el río Ndjili, que atraviesa parte de esta ciudad de alrededor de 17 millones de habitantes, se desbordó e inundó el Boulevard Lumumba, la avenida más larga e importante de la urbe, así como las viviendas cercanas.
En otro comunicado este domingo, el gobernador de Kinsasa, Daniel Bumba, aseguró que es necesario «sacar lecciones» de esta situación porque, aunque se trate de un «desastre natural (…), muchas casas se construyeron en zonas prohibidas».
Gestión de crisis
Según informaron las autoridades, se ha puesto en marcha una «célula de gestión de crisis» para coordinar el plan de evacuación y varios organismos participan en el traslado de las víctimas, incluyendo el Ejército, la Dirección General de Migración o la Dirección General de Aduanas e Impuestos Especiales, así como organizaciones humanitarias.
El desastre ha dejado calles y casas completamente inundadas y destruidas por el agua, lo que ha dejado a muchas personas sin un hogar al que volver, además de arrasar puentes y otras infraestructuras.
«Es la primera vez que vivimos algo así en los 20 años que llevo aquí. Esta mañana vimos cómo las aguas de la lluvia subían y entraban en las casas. Era imposible detenerlo (…) Es algo horrible de ver», relató a EFE el domingo Gisèle Ntuma, vecina de la comuna de Masina.
