A las diez de la noche de Londres, minutos después de terminar el partido, las conversaciones en la sala de prensa del Emirates Stadium giraban en torno al futuro de Carlo Ancelotti. Los nombres de Xabi Alonso, Santiago Solari y hasta el de Álvaro Arbeloa se asomaban a las crónicas de los periodistas que apuraban sus piezas contrarreloj en los periódicos y diarios digitales. “Es la estocada final para Ancelotti”… “Es un digno epílogo para la temporada que han hecho”…
Todos daban por amortizado al italiano y algunos recordaban la frase que pronunciaba 24 horas antes. “Lo que cuenta es que la persona más importante del Real Madrid no se haya cansado de mí”, apuntó antes del partido. “Ahora ha conseguido que hasta el más importante se canse”, se escuchaba con chanza en el anfiteatro de la sala de prensa del estadio.
Carlo Ancelotti da instrucciones durante el partido de Champions entre el Arsenal y el Real Madrid en el Emirates Stadium / Associated Press/LaPresse / LAP
Finalizada las ruedas de prensa de los técnicos, la conversación iba girando lentamente hacia los jugadores. Alaba era el nombre más recurrente, pero no el único. “A Mbappé lo han traído para marcar esos goles”, sentenciaba categóricamente alguien tan poco sospechoso como Alan Shearer, que campaba por la zona de prensa. “Mala semana ha elegido para haber dado su primera entrevista”, comentaba otro reportero radiofónico que esperaba en la zona mixta el paso del francés.
Muchos jugadores del Madrid señalados
Otro de los señalados era Vinícius, una caricatura del futbolista que era antes de perder el Balón de Oro. Junto a ellos un Rodrygo inexistente, un Modric al que le pesan los kilómetros, o un Camavinga que provocó una expulsión infantil. Los nombres brotaban con inusitada facilidad en una noche tan negra.
A la hora de hacer autocrítica pocos futbolistas quisieron poner nombre a lo sucedido. El más gráfico fue Jude Bellingham: “Tuvimos suerte de que el Arsenal solo nos metiera tres goles. Tenemos que ser más honestos y más humildes”. Raúl Asencio, el central canario, también ponía el dedo en la llaga: “Tenemos que ser un equipo, trabajar mucho y cambiar un poco la actitud”.
Tuvimos suerte de que el Arsenal solo nos metiera tres goles
El tercero que no se mordía la lengua era un Thibaut Courtois que asumía su error al colocar la barrera en la falta. “Pensé que la había colocado bien. Siempre meto un hombre de más para que esa comba no pase. Y asumo la responsabilidad porque podía haber puesto un hombre más, pero pensé que no iba a coger tanta comba. El segundo es un golazo. Son dos faltas innecesarias, donde no hay peligro. Quizá no tenemos que hacer esas faltas”, advertía con naturalidad.
Y después, el belga ofrecía su diagnóstico de lo ocurrido: “En la segunda parte nos olvidamos de jugar al fútbol. No diría que nos entró el pánico, pero no estábamos tranquilos con balón. Y entonces nos marcan dos golazos de falta y luego el tercero. No reaccionamos bien”. La autopsia de la hecatombe iba tomando cuerpo y salpicaba a un vestuario que hasta este martes londinense solo había visto a Ancelotti cargar con las culpas de la deriva del equipo.
En la segunda parte nos olvidamos de jugar al fútbol
El ‘factor Bernabéu’
Sin embargo, adonde no llega el Real Madrid llega su mística. Una hora después del choque, la palabra más repetida en las zonas mixtas y en los boxes de prensa del estadio era “remontar”. “Si no les llega el fútbol, les llegará con el Bernabéu”, relataba un exfutbolista en un micrófono. Para ese momento, quienes habían enterrado a los blancos en la Champions en caliente, comenzaban a creer al enfriarse los ánimos: “Un gol en los diez primeros minutos y veremos cómo les tiemblan las piernas”.
Los jugadores blancos se adherían al discurso y dejaban la puerta abierta. “Si metemos dos goles rápidos, el tercero viene solo”, apuntaba desafiante Courtois. Bellingham se sumaba tratando de explicar a sus compatriotas lo que significa la magia del Bernabéu en la Champions: “Si hay un equipo que puede hacerlo es el Real Madrid. Necesitamos una noche mágica y perfecta”. Veladas así ha vivido varias Carlo Ancelotti, quien lo señalaba en su última respuesta: “En el fútbol todo puede pasar y tenemos que creer. Y el Santiago Bernabéu es uno de los sitios donde puede ocurrir”.

Uno de los goles de falta de Declan Rice contra el Real Madrid. / Agencias
Mbappé pasaba con paso diligente y cara de pocos amigos por la zona mixta dejando colgado en el aire un mensaje optimista: “Claro que podemos remontar. Hay que creer hasta el final”. Hasta el capitán Lucas Vázquez ejercía de tal: “Si hay un equipo en el mundo que le puede dar la vuelta, somos nosotros, en nuestro estadio y ante nuestra afición”.
El Madrid apela a su historia
El diagnóstico era unánime: el miércoles “toca manicomio en el Bernabéu”. Otra noche como aquella del City o la del año pasado con el Bayern. Cuando el Bernabéu entra en trance y lleva en volandas a su equipo hasta la remontada ante el delirio generalizado y la incomprensión de quienes tratan de explicarlo en los medios.
Si hay un equipo en el mundo que le puede dar la vuelta, somos nosotros
No obstante, eso está muy alejado de cualquier atisbo de realidad. Once derrotas acumulan los de Ancelotti esta temporada y once goles encajados en los últimos cuatro partidos. Además, ayer por primera vez desde 2009, el Real Madrid encadenaba dos partidos de Champions sin marcar. El Real Madrid de los Cuatro Fantásticos, el de los Mosqueteros, el de… Mbappé, Vinícius, Rodrygo y Bellingham suma cero goles en 180 minutos.
11 disparos del Arsenal
Y además se iba del Emirates con otro récord poco edificante: el Arsenal registró 11 disparos a portería, desde la 2003-04 no era tan asediado en un partido de Champions el Real Madrid. Afortunadamente, tenía en su portería a Courtois, que ha parado 21 de los últimos 26 remates que ha recibido en la Champions.
Ninguno de ellos es en las dos faltas de un Rice que se confesaba sorprendido: “Iba a centrar, pero vi cómo pusieron la barrera y dónde estaba el portero y pensé ‘vamos allá’. Además, Bukayo (Saka) y Nico (Jover, ayudante de Arteta) me dijeron que lo intentara por fuera. Luego en el segundo gol ya tenía la confianza, así que le pegué. Dentro de unos años me daré más cuenta de lo que he hecho esta noche. No quiero venirme arriba porque resta la vuelta, pero estoy contento, feliz, emocionado. Ahora hay que estar listos para la semana que viene. El Bernabéu…”.
Recordaba alguien en la sala de prensa que “en el once del Arsenal no hay futbolistas que hayan jugado finales de Champions o de Mundiales, y la mayoría ni siquiera ha pisado el Bernabéu”. Quien no se consuela es porque no quiere.