ARCA ha celebrado la protección del monumento de sa Feixina por parte del Ayuntamiento de Palma, decisión que blinda definitivamente al polémico elemento contra un eventual derribo y le incluye en el catálogo municipal de edificios y elementos de valor patrimonial.
«Hemos luchado por el mantenimiento del monumento, que es un hito dentro de la ciudad y, una vez desprovisto de cualquier simbología anterior, ahora representa un clamor por la paz y contra las dictaduras», ha expresado la entidad conservacionista en un comunicado.
Asimismo, ha reclamado «conservar el consenso de todos los partidos logrado en el 2010 durante el Gobierno de Aina Calvo», y ha señalado que «probablemente hay pocos monumentos que superen al 100% un test de derechos humanos, de criterios ecológicos, de justicia social o de igualdad entre hombres y mujeres». En este sentido, argumenta que «el paso de la historia deja su huella en elementos patrimoniales y nos ayuda a conocer, entender y no repetir errores».
ARCA ha indicado que el valor patrimonial del monumento «está reconocido por una sentencia judicial y debe formar parte del catálogo de elementos protegidos por el Ayuntamiento de Palma y en el del Consell de Mallorca».
«En 2010 quedó un monumento desnudo»
La entidad recuerda que el obelisco, «originalmente erigido en recuerdo de las 788 víctimas del hundimiento del crucero Baleares durante la Guerra Civil en 1939», fue creado por el arquitecto Francisco Roca Simó, junto a su hijo Antonio. Y señala que en 2010, con el gobierno municipal de Calvo y por decisión unánime de todos los grupos municipales, se adecuó a la Ley de Memoria Histórica.
«Quedó así el monumento casi desnudo, recordando un rascacielos Art décó, levantado en un momento en que en la arquitectura y el mobiliario, el diseño más de moda era éste tanto en Europa como en América. Además se decidió instalar un letrero troquelado en hierro con una inscripción que dice que ‘Hoy el monumento es símbolo de la voluntad democrática de no olvidar nunca los horrores de las guerras y las dictaduras'», concluye ARCA.