Cambio de guion de última hora. Con el Gobierno buscando el apoyo del PP a su plan para hacer frente a los aranceles impuestos por Donald Trump, el PSOE hará un guiño imprevisto a Alberto Núñez Feijóo retrasando el pleno del Congreso del próximo 29 de abril para que no coincida con el cónclave que va a celebrar el PP europeo en Valencia. Los socialistas darán el visto bueno a la petición de los populares pese a no contar con el respaldo de la gran mayoría de sus socios parlamentarios y a pesar de que hasta este lunes consideraban que era necesario que fuera aprobado por unanimidad.
Tras un mes en el que el PSOE ha rechazado modificar el calendario parlamentario para facilitar la asistencia de los diputados populares al congreso de líderes populares europeos que se celebrará en Valencia, los socialistas apoyarán finalmente este martes la petición del PP. A lo largo del lunes, fuentes socialistas del Congreso admitían que se estaba valorando esta posibilidad, pero que la decisión la debía adoptar por unanimidad la Junta de portavoces. Además, fuentes cercanas a la presidenta de la Cámara Baja, Francina Armengol, dejaban la cuestión en manos de este órgano.
Varios socios del Gobierno se oponen a este cambio que, en la práctica, supondrá que la actividad parlamentaria está paralizada durante tres semanas. Fuentes de ERC apuntan que un «acto de partido no puede frenar la actividad parlamentaria» y en EH Bildu recalcan que «no hay ningún motivo para que no se convoque» el pleno del 29 de abril. «El calendario fue aprobado en su dia y está para cumplirse», sentencian.
Sin embargo, ante el rechazo de sus socios, fuentes socialistas defienden que no es necesaria la unanimidad para hacer este cambio y desde la presidencia del Congreso se matiza que es la Mesa quien debe aprobar cualquier cambio en el calendario parlamentario una vez escuchada a la Junta de portavoces. Así, la mayoría de PP y PSOE se impondrá en ambos órganos para realizar este cambio.
Un criterio que contrasta con la polémica ocurrida hace tres semanas, cuando el PSOE se negó a modificar el orden del día de un pleno pese a que existía una mayoría que así lo solicitaba –PP, Vox, ERC, Junts…- alegando que aplicar el criterio de la mayoría dejaría a los partidos minoritarios indefensos y que, por tanto, se necesitaba unanimidad para efectuar cualquier modificación del orden del día.