El Servicio de Cardiología del Área Sanitaria de Santiago de Compostela y Barbanza ha realizado con éxito el primer implante de prótesis tricuspídea percutáneo, «posicionándose a la vanguardia de la innovación médica en España». «Este hito coloca al CHUS entre los primeros centros del país con la capacidad de realizar este innovador procedimiento mínimamente invasivo», ha destacado la cardióloga de la unidad de Hemodinámica responsable de la intervención, Belén Cid.
Según explican en un comunicado, la insuficiencia tricuspídea es una afección cardíaca en la que la válvula triscúspide, situada entre la aurícula derecha y el ventrículo derecho, no cierra correctamente, permitiendo el reflujo de sangre hacia la aurícula derecha. Este problema puede conllevar síntomas como fatiga, hinchazón en las piernas y abdomen y, en casos graves, insuficiencia cardíaca. Se trata de una valvulopatía frecuente que se ha incrementado en los últimos años con el envejecimiento poblacional.
Hasta el momento, las opciones terapéuticas convencionales para tratar esta patología se limitaban a la medicación para controlar los síntomas o a la cirugía a corazón abierto en casos seleccionados, dado que el riesgo de mortalidad de este tipo de cirugía en estos pacientes es muy elevado.
Durante la última década, surgieron técnicas percutáneas como la reparación de la válvula tricúspide mediante el uso de dispositivos de reparación borde a borde (TEER, por sus siglas en inglés), que mostraron buenos resultados en ciertos pacientes. «Con todo, estos procedimientos no siempre son adecuados para todos los casos y presentan limitaciones en pacientes con anatomías complejas», apunta la doctora.
«El desarrollo de implantes de prótesis triscuspídea percutáneos, como la prótesis EVOQUE, es un avance reciente y revolucionario que ofrece una opción terapéutica alternativa cuando otras técnicas no son viables», explica.
El procedimiento consiste en insertar un catéter a través de una pequeña incisión en la ingle, siguiendo la vena femoral hasta alcanzar la aurícula derecha del corazón, así se accede a la válvula tricúspede y se procede a implantar la prótesis. Por lo tanto, la intervención no requiere parar el corazón ni hacer una incisión en el tórax del paciente. Al evitar la necesidad de cirugía a corazón abierto, reduce «significativamente» el riesgo de complicaciones y permite una recuperación más rápida y segura.