La muerte por sarampión de una niña de 8 años sin problemas de salud subyacentes y sin vacunar, el tercer fallecimiento por esta enfermedad este año en Estados Unidos, ha encendido las alarmas entre diversos expertos del país, que culpan de la situación a Robert F. Kennedy Jr., el secretario de Salud designado por el presidente Donald Trump y declarado antivacunas. Además, se apunta la influencia en la administración estadounidense del doctor Robert Malone, que durante la pandemia progagó desinformación contra las vacunas para el covid.
Ha habido más muertes pediátricas por sarampión en los últimos dos meses que en las dos décadas anteriores, y la cifra de muertes este año en Estados Unidos iguala a las registradas desde que el sarampión se declaró eliminado en el país en 2000: desde entonces y hasta 2025 hubo tres fallecimientos por el virus, uno en una persona de 75 años y dos en pacientes inmunodeprimidos de 13 y 28. En cambio, las víctimas de este brote –con 636 casos en todo el país y 569 en Texas– son más jóvenes y sanas. El 98% de todos los casos de Texas, y todas las muertes, se dieron en personas no vacunadas.
RFK Jr, que asistió en Seminole (Texas) al funeral por la niña fallecida por sarampión, afirmó en su cuenta de X que «la forma más eficaz de prevenir su propagación es la vacuna triple vírica». Sin embargo, añadió a renglón seguido que «las tasas de crecimiento de nuevos casos y hospitalizaciones se han estabilizado». «No es cierto –puntualiza también en X el médico Craig Spencer, profesor de Salud Pública en la Universidad de Brown– calculo que hay cerca de 2.000 casos de sarampión en el brote de Texas. Y sigue generando nuevos brotes a nivel nacional», estima.
La epidemióloga norteamericana Katelyn Jetelina también cree que se ha detectado solo la punta del iceberg: «El sarampión suele causar de 1 a 3 muertes por cada 1.000 casos no vacunados. Con esta ratio, 3 muertes indicarían entre 1.000 y 3.000 casos más, no solo 569», razona en su blog. El epidemiólogo estadounidense Michael Mina señaló en ‘The New York Times’ que, «a medida que estas burbujas de casos crezcan [hay otros focos considerables en Kansas y Ohio], finalmente convergerán y formarán un brote mucho mayor y más peligroso». Y esto, justo cuando los drásticos recortes ordenados por Elon Musk han dejado la vigilancia epidemiológica en precario.
Además, según informa el diario británico ‘The Guardian’, tras su asistencia al funeral en Texas de la niña fallecida por sarampión, de nombre Daisy Hildebrand, Robert F. Kennedy Jr. elogió a dos «curanderos» poco convencionales, uno de los cuales había sido sancionado previamente por la junta médica estatal por «uso inusual de medicamentos arriesgados». Kennedy afirmó haber visitado a Richard Bartlett y Ben Edwards, y afirmó sin pruebas que los médicos antivacunas habían tratado y curado a «unos 300 niños menonitas afectados por sarampión». La niña fallecida pertenecía a la comunidad menonita, una rama del cristianismo protestante en cuyas poblaciones en EE UU se han declarado algunos brotes de sarampión. La Junta Médica de Texas, recuerda ‘The Guardian’, sancionó a Bartlett en 2003 por su «tratamiento inadecuado de pacientes con antibióticos intravenosos y otros medicamentos».
La salud de EE UU parece seguir una agenda antivacunas. Peter Marks, el principal regulador de vacunas del país, fue forzado a dimitir de su alto cargo en la FDA recientemente. Según ‘The Wall Street Journal’, el equipo de Kennedy había pedido previamente a Marks que entregara datos sobre casos de inflamación cerebral y muertes causadas por la vacuna contra el sarampión; datos que, según Marks, no existen, porque no se han confirmado casos en EEUU.
El polémico Robert Malone dio la noticia de la muerte de la niña de 8 años antes que las fuentes oficiales, lo que indica que podría tener acceso privilegiado. Malone culpa de la muerte a una «mononucleosis crónica y amigdalitis crónica» que le causaron sepsis, en contra de la versión de los médicos de que murió por neumonía.
«La neumonía es la causa más común de muerte por sarampión en niños pequeños», recuerda Craig Spencer, que explica que la neumonía se da en 1 de cada 20 casos de sarampión. Este médico denuncia también que Malone sugirió en su blog que quizá la niña hubiera sobrevivido si hubiese sido tratada con budesónida, un corticoide que no está indicado para el sarampión, pero que «se ha convertido en el lema de los antivacunas» para tratar esta enfermedad vírica, igual que la ivermectina para el covid.
Brote de sarampión en Mallorca
Por otra parte, la consellera balear de Salud, Manuela García, hizo este lunes un llamamiento a la población a revisar el estado de su vacunación contra el sarampión tras detectarse 16 casos este año en Mallorca y confirmarse un brote de tres casos en el Hospital de Inca, según informa la agencia Europa Press. En declaraciones a los medios en el hospital mallorquín de Son Llàtzer, la responsable de Salud señaló, respecto al brote de Inca, que por el momento no se han detectado más casos. García explicó que se está investigando el origen del brote y expresó su confianza en que con el impulso a las medidas de prevención en los próximos días se pueda dar por controlado.
La consellera de Salud recordó que el sarampión es una enfermedad muy contagiosa que se transmite por las aerosoles en el aire y que puede permanecer horas en las superficies, al tiempo que reivindicó la importancia de la vacunación, especialmente tras la oleadas antivacunas que se están produciendo. «Esto es una nueva muestra de la necesidad de la vacunación, de que la vacunación salva vidas. El sarampión es una enfermedad que puede ser muy grave y puede ser mortal y prácticamente estaba erradicada por la vacunación», insistió. García recordó los alcantarillados, las vacunas y los antibióticos como tres elementos que supusieron un antes y un después en la sanidad. «No podemos volver atrás», reclamó.
Respecto a los pacientes afectados por el brote, uno de ellos un bebé, están estables y permanecen ingresados en planta.