Después de meses en los que su principal estrategia frente a las masivas protestas ciudadanas en su país ha sido la de intentar ganar tiempo y hacer promesas genéricas de investigar la corrupción, el presidente serbio, Aleksandar Vučić ha sacado otro conejo de la chistera: encargar de formar Gobierno a un catedrático. El elegido ha sido el endocrinólogo Djuro Macut, un profesor de la Universidad de Belgrado sin experiencia política conocida.
El anuncio ha sido hecho por Vučić por sorpresa el domingo en la noche en una intervención por televisión. Macut tendrá ahora hasta el 18 de abril para lograr su tarea y, si no lo logra, el desenlace más probable es la convocatoria de nuevas elecciones anticipadas.
De hecho, la decisión se enmarca en una serie de iniciativas dispersas y sin éxito del presidente serbio para acallar la revuelta civil ciudadana originada por la rabia que desató el desplome en noviembre de una marquesina de hormigón en la estación ferroviaria de la ciudad de Novi Sad. La estructura había sido renovada poco antes, lo que disparó la indignación por una tragedia que fue interpretada como otro resultado de la corrupción que martiriza el país desde hace décadas.
Cambios de sistema
Por ello también es poco probable que la decisión de Vučić acalle las masivas y cotidianas protestas en curso. De hecho, desde el principio, los manifestantes, liderados por los estudiantes, han dejado claro que no buscan ni unas nuevas elecciones ni un cambios de Gobierno en la inmediatez, sino que quieren un cambio estructural de las instituciones serbias para avanzar hacia una democracia más sólida.
Esto no se debe solo a que cada uno de los últimos ciclos electorales ha sido salpicados por graves acusaciones de fraudes, sino también a que los manifestantes creen que toda la actual estructura política serbia está al servicio de Vučić, antes primer ministro y ahora presidente de Serbia.
«Como estudiantes que participamos en el bloqueo, nuestro objetivo principal es que las instituciones hagan su trabajo y que se cumplan nuestras demandas. Nuestra lucha continúa. […] No queremos cambiar las personas, queremos cambiar el sistema. Queremos arreglar lo que simplemente no funciona aquí: el mecanismo, no las caras», afirmaba el domingo Andrijana Jevđenić, una de las representantes de los estudiantes, en el programa de televisión Utisak nedelje (La impresión de la semana). «Todos estamos acostumbrados a esta demagogia […]. Lo que el presidente debería estar haciendo es hacer valer la voluntad del pueblo, y lo que está haciendo ahora es todo lo contrario», añadía Enes Džogović, otra estudiante.
Trump
El problema es que, al menos de momento, Vučić no ha perdido su apoyo internacional y europeo. Más bien, es al revés: con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, el serbio incluso ha logrado que Estados Unidos criticara a los manifestantes, tal como viene haciendo Rusia desde hace tiempo.
Igualmente, la Unión Europea también ha mantenido una actitud muy tibia ante las protestas ciudadanas, también a raíz de algunos planes de extracción minera (litio) que se están explorando y a que, básicamente, se quiere evitar inestabilidad en un país que está entre Rusia y Occidente y aún mantiene abierto un conflicto con Kosovo.