El Newcastle no se conforma con la Carabao Cup que conquistó hace apenas tres semanas y presentó su candidatura para regresar, dos temporadas después, a la Champions, tras golear este lunes por 0-3 al Leicester.
Un contundente triunfo que situó a los de Eddie Howe en la quinta posición de la Premier League, igualado a puntos con el Chelsea, cuarto, que logró conservar el último puesto de acceso a la máxima competición continental gracias a su mejor diferencia de goles.
Estadística en la que las ‘urracas’ mejoraron notablemente sus cifras a costa de un Leicester, que cada vez tiene más complicada la posibilidad de escapar del descenso, tras encajar su octava derrota consecutiva como local.
Ocho encuentros en los que los del neerlandés Ruud van Nistelrooy han sido incapaces de sumar ni un solo gol para desesperación de los aficionados locales, que este lunes comenzaron a abandonar el estadio antes de que acabase el primer tiempo.
Y eso que los ‘zorros’ fueron los primeros en amenazar la portería rival en un remate de Jamie Vardy antes de cumplirse el primer minuto de juego que obligó a lucirse al guardameta visitante Nick Pope.
Más contundente se mostró el Newcastle, que apenas un minuto después no desaprovechó su primer acercamiento para abrir el marcador (0-1) con un gol de Jacob Murphy, que culminó una combinación por la banda izquierda entre Harvey Barnes y Valentino Livramento.
Renta que se encargaría de doblar nueve minutos más tarde para las ‘urracas’ el propio Murphy, que estableció a los once minutos el momentáneo 0-2, al aprovechar un rechace del larguero tras un espectacular remate desde su propio campo del suizo Fabian Schär que sorprendió al adelantado guardameta local.
Tantos que no aplacaron la voracidad del Newcastle que pareció empeñado en mejorar su diferencia de goles y amplió todavía más su ventaja a los 34 minutos con un gol de Harvey Barnes, que no desaprovechó un despeje del portero tras un remate del brasileño Joelinton para firmar el 0-3.
Un marcador que no volvió a moverse en una segunda mitad en la que los visitantes parecieron cada vez más relajados con el paso de los minutos, lo que permitió al Leicester acabar el partido en el área rival en busca de un gol, el primero en casi cuatro meses en el King Power Stadium, que nunca llegó.